Foto de portada: Marcus Schmuck fotografiado por Fritz Wintersteller en la cercanía de la cumbre del Broad Peak, el 9 de junio de 1957
Los montañeros austríacos, por aquél entonces, libraban una batalla silenciosa, casi imperceptible, contra el poderío de las grandes naciones, que impulsaban aquellas expediciones descomunales, que tenía como único objetivo alzarse con las principales gemas de un Himalaya aún en estado incipiente.
Contaban para 1957 con tres fuertes antecedentes y logros concretos en ochomiles. El Nanga Parbat en 1953, el Cho Oyu un año después y el GII en 1956. El recuerdo del incomparable «solo» de Herman Buhl en el Nanga, estaba aún muy presente.
Y fue precisamente el mismo Herman, partícipe de este nuevo logro austríaco, logrando así la cuarta presea, de las catorce disponibles.
En el Nanga Parbat del 1953, Buhl mete la cuchilla, dentro de una expedición completamente alemana, liderada por Karl-Maria Herrligkoffer, en un gesto sublime de desobediencia y decisión, que lo colocó, casi sin quererlo, en el camino de la gloria. El jefe siempre soño con una victoria en equipo, pero no pudo ser.
Después del «asalto» en el Nanga, Buhl, con sus 32 años, está de vuelta en el Himalaya, esta vez con un pequeño equipo de cuatro escaladores austriacos que aspiran al primero del Broad Peak, uno de los últimos ochomiles vírgenes. Junto a Herman Buhl, encontramos a Marcus Schmuck (jefe de expedición), Fritz Wintersteller y el novato Kurt Diemberger, de apenas 25 años.
El 13 de abril, el grupo partió desde Skardu, ascendió por el glaciar Baltoro y se instaló al pie del Broad Peak, a la sombra del K2, ubicado justo enfrente. Los austriacos han visto una línea de debilidad en el espolón occidental de la montaña que parece estar a salvo de avalanchas.
La apuesta es atrevida porque el espolón es demasiado empinado para los transportistas de altura que no podrán escalarlo. Tendremos que prescindir y por tanto subir ligeros, sin oxígeno.
La única desviación de lo que luego se convertiría en el estilo alpino fue la instalación de cuerdas fijas en los pasajes más difíciles para facilitar el ir y venir entre los campamentos. El 19 de mayo se estableció el campamento 2 a 6400 metros, luego el 28, después de unos días de tormenta, los hombres llegaron a casi 7000 metros donde armaron un último campamento alto. Al día siguiente, alrededor de las 6 de la tarde, después de un día agotador, Diemberger y Wintersteller creen haber llegado a la cima. Pero la bruma que se levanta de repente revela otra cumbre, más alta, situada a una hora de distancia. Demasiado lejos, demasiado tarde, a emprender el retorno sin cumbre.
El 7 de junio se prepara un nuevo intento, pero el ambiente en el campo base se ha enfriado. Lo que era un equipo de cuatro se convierte en dos bandos bien diferenciados, cada uno con su propio plan e itinerario. El frío glacial es difícil de soportar para Buhl, cuyos dedos de los pies ya han sufrido mucho durante su odisea en Nanga Parbat, cuatro años atrás. Tenía que parar con frecuencia para masajearlos y el equipo Buhl-Diemberger se quedó retrasado. Wintersteller y Schmuck fueron los primeros en llegar a lo más alto. Diemberger y Buhl lo hicieron más tarde.
El 9 de junio de 1957, Buhl se anotó un doble golpe al convertirse en el segundo hombre en escalar dos ochomiles, tras el sherpa Gyalzen Norbu que estuvo en la primera de Makalu en 1955 y Manaslu en 1956. Kurt Diemberger, integrará este pequeño círculo tres años después en Dhaulagiri. Se convertirá entonces en uno de los mejores himalayistas de la historia, e incluso recibirá un Piolet d´or por su trayectoria en 2013.
El 19 de junio de 1957, Marcus Schmuck y Fritz Wintersteller hicieron una primera escalada a la cima del Skil Brum, pico de 7360m usando técnicas de estilo alpino y empleando tan solo 53 horas en el ascenso.
Para Herman Buhl en cambio, la historia será diferente. Moriría dieciocho días después de este logro, en una montaña casi desconocida, el Chogolisa, acompañado por Diemberger, quien salvó milagrosamente su vida, por esas cosas del destino. El cuerpo de Herman nunca fue recuperado. Pero su gloria, sigue allí, intacta, en lo alto de los dos ochomiles que supo conquistar.
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Herman Buhl
Bibliografía:
Montagnes-Magazine – Alpine Journal