El recuerdo de Mariano Galván y Alberto Zerain

Se cumple en el día de hoy un nuevo aniversario de la partida de dos grandes montañeros, himalayistas, en especial ochomilistas, que dejaron una huella abierta en la historia de aquellas montañas, y mucho más allá de las montañas, en nuestros corazones.

Cinco años han pasado, aunque parece que fue ayer, hace pocas horas, porque su recuerdo sigue vivo en todos aquellos que los seguíamos, que los conocíamos y teníamos presente todas aquellas cosas maravillosas que hacían por sobre las montañas.

En nuestro caso en particular, estábamos más cerca de Mariano, por ser compatriotas, por ver, ya desde sus comienzos, que estábamos ante un personaje que tenía todas las cualidades para marcar diferencias. Y teníamos muy presente todo eso.

Para conmemorar estos cinco años, nos pareció que lo mejor sería buscar el testimonio de aquellos que estuvieron muy cerca de ellos, haciendo lo que más les gustaba, o sea, todo lo que un escalador puede hacer en una montaña.

Así que, de esta manera, los buscamos, y les traemos aquí su testimonio, para conocer lo que ellos vivieron en la montaña, junto a Mariano y Alberto.

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Allie Pepper, montañista, compañera y amiga de Mariano

«Han pasado 5 años desde que mi amigo y compañero de escalada Mariano Galvan, se fué en una avalancha en el Nanga Parbat. Cuando pienso en él, recuerdo que no debo tener miedo de perseguir mis sueños, y vivir una vida de aventuras como él. Me apoyó mucho en mi escalada de ochomiles. Aprendí mucho de él en nuestro intento de 2017 de escalar el Lhotse sin el uso de oxígeno suplementario, ni el apoyo de sherpas. Cuando estoy escalando en Himalayas siento que está allí conmigo, en espíritu, y hablo de él a menudo. Muchos escaladores que conozco en los ochomiles, saben quién era, porque era un verdadero héroe, era muy fuerte y tenía muchos amigos. Pensar en él cuando estoy escalando me da fuerza y me ayuda a perseverar cuando es difícil. Le dediqué mi cumbre de Annapurna, en abril de este año. Espero que esté orgulloso de mí por tomar buenas decisiones en la montaña y por ayudar a los demás. Continúa inspirándome en mi vida y en mi carrera montañera. Nunca lo olvidaré».

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Eneko e Iker Pou, escaladores españoles, montañeros amigos de Alberto

«Son ya cinco años y parece que fue ayer cuando en el Nanga Parbat se nos quedaron dos grandes alpinistas, dos grandes personas y dos grandes amigos… 

En nuestro caso la relación estrecha la mantuvimos con Alberto, ya que no tuvimos la suerte de conocer a Mariano. Alberto fue uno de los grandes referentes del alpinismo vasco. Oriundo de nuestra misma ciudad, Vitoria-Gasteiz, era de la generación anterior a la nuestra, con lo que los hermanos Pou siempre teníamos la mirada puesta en sus actividades, que siempre resultaban muy interesantes. Lo cierto es que lo mismo quedaba entre los primeros en la media maratón de nuestra ciudad corriendo con zapatillas de trekking, que subía en tiempo récord a los nevados de la Cordillera Blanca, que ascendía los picos más grandes del Himalaya, todo ello sin perder la sonrisa y esa mirada sincera y honesta que le hacía una persona muy especial.

Yo, Eneko, tuve la oportunidad de compartir una expedición con él al Ama Dablan en el 2004, junto al también vitoriano Juanito Oiarzabal y al bizkaitarra Juanra Madariaga. Fuimos compañeros de tienda y de habitación en los lodges del camino a nuestro objetivo. Para mí fue un honor, además de una experiencia única que quedan guardadas para siempre en lo más hondo del corazón.

Por eso, cuando en aquel fatítico 24 de junio de 2017, estando en Perú (país en el que vivió Alberto), nos enteramos de aquella tragedia retransmitida en directo, no dudamos ni un momento en bautizar como Zerain la ruta más importante que abrimos en la Cordillera Blanca. Un paredón de 850 m tan grande como grande era nuestro compañero de montañas…»

Goian Bego Alberto y Mariano

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Dr. Ignació Rogé, director Servicio Médico Aconcagua y amigo de Mariano.

«Siempre me acuerdo yo de él, su solidaridad en la Pared Sur (Aconcagua, 2012). No teníamos en ese momento nada para rescatar a dos personas, dos argentinos, que se habían quedado enriscados. Dan aviso por radio de que estaban deshidratados y que no podían bajar ni subir y empezamos a organizar un rescate totalmente improvisado. No teníamos nosotros quién subiera por la Pared Sur y empezamos a buscar a la gente más fuerte del Parque (Provincial Aconcagua) que pudiera ayudar, y Mariano en ese momento era porteador en Plaza Argentina. Al toque dijo que sí, sin dudarlo. Canceló los porteos, por más que se pagaran en dólares, y se puso a disposición para rescatar a estas dos personas. Lo trajeron en helicóptero y esa madrugada empezó a subir la Pared Sur, pero como un animal. No vi nunca escalar así a alguien, rapidísimo, sin asegurarse, con Damián Benegas. Damián contaba luego que Mariano era más rápido de lo que se podía llegar a desprender una piedra.

Con tal de colaborar para rescatar a esas dos personas, Mariano ni lo dudó, dejó su trabajo, arriesgó su vida y llegó por tierra al lugar donde estaban estas personas para ser evacuadas. Al final por suerte los pudimos bajar gracias a «El Duro» (NR: Horacio Freschi, piloto de helicóptero de Aconcagua) que hizo una maniobra excepcional, jamás vista. Los pudimos colgar con una eslinga desde la panza del helicóptero y sacarlos volando y después Mariano y Damián bajan también colgados de la eslinga los dos juntos. Hay un video muy divertido (se puede visualizar en YouTube), esa risa de Mariano y Damián era un reflejo de la alegría de todo el grupo de haber hecho las cosas bien y de haber podido sacar a esas dos personas con vida de la Pared Sur, algo que antes no había sucedido nunca. Todo aquel que estaba enriscado o daba la voz de alerta en la Pared Sur, básicamente se moría. Y fue un rescate hermoso la verdad. Fue la primera vez que yo participé tan codo a codo con Mariano en un rescate.

 Me impactó la inmediata respuesta, la solidaridad, la predisposición y el profesionalismo de Mariano. Era un extraterrestre realmente. Que dejara su trabajo, que arriesgara su vida, su equipo, dejara todo para salvar a dos personas, por solidaridad.

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Ese fue el primer rescate que yo conocí de él en vivo y en directo, en el lugar. Después realizó muchos otros rescates, de gente que Mariano salvó en Himalayas, en distintos cerros, que otros daban por muertos y Mariano no se rendía y sacaba gente con vida, arriesgando la suya propia.

Quiero destacar, que no nos olvidemos nunca de su solidaridad, sobre todo, su humanidad, su desinterés, esos valores que te hacen poner la piel de gallina».

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Jonatan García, escalador español, montañero amigo de Alberto

«Yo estuve en Aconcagua en enero 2014 y yo ya conocía a Mariano por redes sociales, pero no lo había visto nunca en persona y pensé que me lo encontraría por allí, pero resulta que no coincidimos. Lo seguía por redes sociales y me parecía un hombre muy entrañable y que merecía la pena conocer, sin nunca saber que todo esto luego iba a desenlazar en esto, en que se iba a juntar con Alberto y que iba a suceder lo de la Mazeno. La primera y única vez que he visto a Mariano, que me lo presentó Alberto, fue en la primavera del 2017, cuando Alberto y yo íbamos al Annapurna, él iba al Lhotse con una compañera. Recuerdo que él hizo una subida non stop hasta casi los 8000m y se bajó y creo que él lo hacía un poco como aclimatación para esa expedición tan seguida que tenía con Alberto a la Mazeno del Nanga Parbat. Entonces, coincidimos en Katmandú en el mismo hotel y estuvimos charlando, hablando de montaña. Ya luego cada uno se fue por su lado, nosotros al Annapurna y él al Lhotse. Y ya nunca más lo volví a ver.

Respecto a Alberto, yo tuve la suerte de conocerlo en diciembre de 2015. Junto con Juanito,  ellos iban a ir en el verano del 2016 al Broad Peak y yo les pregunté si podía ir con ellos porque me hacía mucha ilusión escalar con Alberto, por lo fuerte que era, por todo lo que me podía transmitir y enseñar Alberto, me parecía que podía ser un buen profesor para mí y por supuesto la ilusión que me hacía compartir una expedición con Juanito Oiarzabal, una persona con tanta experiencia y anécdotas en la montaña. Finalmente, ellos no pudieron viajar y no pude ir con ellos entonces todo queda un poco abierto y yo a partir del otoño de 2016 empecé a entrenar con Alberto. Hicimos montañas en los Pirineos, salimos a entrenar por las montañas cerca de casa de Alberto, por Vitoria. Entablamos una gran amistad.

Luego él me propuso irme con él. Me dijo que quería completar los 14 ochomiles. Me dijo de ir al Annapurna y le dije que sí, que me iba con los ojos cerrados. Tuve la enorme suerte de aprender mucho de él en esa montaña, mi primer ochomil. Tuve muy muy buena relación con él, aunamos mucha fuerza, nos hicimos más amigos todavía y al volver él me dijo que su plan era juntarse con Mariano e irse a la Mazeno del Nanga Parbat y yo, recién llegado del Annapurna le dije déjame ir con vosotros. Y su respuesta fue rotunda, aquí no vas a venir, no te dejo venir porque esto no es una expedición de fuerza ni de técnica, ni de nada, es más bien una expedición de aguante mental. Lo que hemos hecho en el Annapurna es un tipo de actividad, pero esto es otra. Ni mejor ni peor, ni más fácil ni más difícil, pero es otra actividad a la cual hay que ir con mucha más experiencia, la cual Mariano y yo tenemos, pero tú no. Entonces esta vez no vienes, pero prepárate para el otoño que nos iremos a escalar juntos otro ochomil. Todo quedó abierto.

Y pasó lo que pasó, nadie se esperaba lo que ocurrió. Era una cordada muy fuerte y mientras estábamos relajados y durmiendo, allí se estaba desencadenando esta tragedia. Al día siguiente ya empecé a ver noticias y ver que el tracker de Alberto marcaba una caída de muchos metros. Cuando se vio la placa, estaba claro lo que había sucedido. 

La noticia fue muy triste. Yo a Mariano lo conocía muy porquito pero me parecía una gran persona con la cual, quien sabe, hubiese compartido con Alberto los tres, incluso Mariano y yo en alguna expe…la vida da tantas vueltas que uno sabe. Podría haberse dado el caso de que eso sucediese. Y luego con Alberto más fácil aún, porque ya me había dicho ten libre septiembre/octubre que nos vamos a escalar un ochomil. Había planes.

Pero claro, hay que estar preparados para todo, para que tus amigos vengan con el reto, el logro, esa proeza conseguida, como es escalar la Mazeno del Nanga Parbat sólo conseguida por dos personas. Y luego también para este tipo de cosas, riesgos objetivos en la montaña. En ese tipo de situaciones no hay escapatoria, no hay nada que hacer.

Me quedo con lo mejor de Alberto, un escalador con un estilo y una ética muy personal que hoy en día cada vez cuesta más encontrar, siempre ayudando a los demás, una persona muy cercana, muy simple, muy humilde y muy amigo de sus amigos.      

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Juanito Oiarzabal

«Mi relación con Alberto viene desde jóvenes, desde niños prácticamente, por aquel entonces ya escalábamos juntos. Coincidíamos muchas veces para hacer diferentes escaladas. El fue una persona muy autónoma, viajaba mucho, era un poco rebelde. Era una persona enteramente fuerte, le gustaba mucho entrenar, hacer maratones de montaña, ultra trails, ahí se veía que era una persona con unas cualidades especiales para hacer montaña.

Con el tiempo, si bien hicimos muchas cosas juntos, en general no coincidíamos en nuestras expediciones. En el año 2000, sin embargo, volvimos juntos al Everest, para realizar un documental acerca de la expedición de 1924 de Mallory e Irvine, para Al Filo de lo imposible.  Comencé luego el proyecto de 2x14x8000 y Alberto fue un pilar muy importante en ese proyecto. Era el bastón que necesitaba para caminar bien.

Por su parte, conocí a Mariano en el Broad Peak. El subió por la vía del mexicano Carlos Carsolio, en solitario, y luego se fue para el K2, recuerdo, pero las condiciones de ese año fueron desastrosas y allí no pudo hacer cumbre. Al año siguiente coincidimos los tres en el Dhaulagiri, compartiendo el permiso, allí Alberto y Mariano hicieron cumbre, mientras que yo tuve una embolia pulmonar y tuve que retirarme.

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Allí fue donde empezó la relación entre Mariano y Alberto. Luego fueron al Manaslu juntos, recuerdo que hubo alguna tensión entre ellos, ya que ambos eran atrevidos, fuertes, entonces algunas veces chocaban. Finalmente, ambos hicieron cumbre.

Al año siguiente, Alberto ya le había echado el ojo a la vía Mazeno del Nanga Parbat. De hecho, ya había estado allí anteriormente, por lo tanto, la tenía muy bien estudiada. Yo le dije que para mí era una vía muy dura, atrevida, pero conociéndolo a Alberto, el quería, de una vez por todas, hacer algo relevante, algo que causara efecto, y por supuesto, la ruta Mazeno, no deja indiferente a nadie.

Ahí se pusieron de acuerdo con Mariano, y bueno, lo que sucedió, son cosas de la vida. La noticia fue dolorosa. Alberto un tio admirado en toda España, una persona muy especial, pero sobre todo una gran persona, con la que compartí muchos momentos.»

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