Una temporada invernal que luego del despliegue del año precedente en el K2, parece estar a la medida de los grandes logros del himalayismo, al menos en este caso en particular que vamos a exponer.
Jost Kobusch, escalador alemán que, por estos tiempos, nos hace volver el alma al cuerpo, a todos aquellos que nos deleitamos con las viejas y siempre necesarias incursiones de altísimo nivel. Nuevamente el Everest, como gran protagonista, y nuevamente la vía que dejó inconclusa el año pasado, sobre la cresta oeste de la montaña más alta del mundo, donde alcanzó en el intento precedente una altura de 7300 metros.
No es cierto que el Everest sea una montaña menos compleja respecto a otros ochomiles. Al menos no lo es en su justa medida y en la temporada invernal. El invierno lo coloca en su punto justo. Su altura, más de 200 metros por encima de su predecesor, lo hace potencialmente complejo en la temporada extrema. Esos doscientos, y muchísimos más, si dejamos de lado al K2; sumado al frío extremo, lo ubican en el sitio que debe estar. Estos condimentos adicionales no juegan el mismo papel en la temporada alta.
El hecho es que se cumplen ahora 28 años de la última conquista invernal del japonés Shinsuke Ezuka el 20 de diciembre de 1993. Fue Krzysztof Wielicki quien lo escaló por primera vez en invierno, el 17 de febrero de 1980.
Pero ahora, Jost Kobusch, piensa escalarlo con una serie de condimentos adicionales que, de antemano, harían de su logro, algo realmente sin precedentes.
En solitario, sin cuerdas fijas y por una vía poco habitual, con casi pocas posibilidades de apoyo en caso de algún imprevisto. Esto hace de su desafío, algo verdaderamente interesante que va a acaparar toda la atención del mundo de la montaña por estos días.
¿Vieron que había cosas por hacer en el ochomilismo en los tiempos que corren? Inclusive renunciando a los métodos tradicionales o más aún, convocatorias multitudinarias que generalmente no tienen buen final.
Hoy, Jost ha logrado instalar su primer campo de altura sobre la cresta del Lho La, a 6000m, ya en los comienzos de la vía de la cresta oeste. Luego descendió hasta Lobuche donde estableció su cabecera para este nuevo intento.
Queda mucho tiempo por delante. Tenemos a un fortísimo escalador, una vía muy interesante en la montaña más alta de la tierra. ¿Qué más podríamos pedir?