Nepal establece la regla más absurda en la historia del Himalayismo

Foto de portada, crédito Nirmal Purja

 

En un intento desesperado por evitar lo que se viene, habida cuenta que los permisos otorgados para la montaña más alta del mundo llegarán, de un momento a otro, al número mágico de 400, el Departamento de Turismo de Nepal ha establecido en el día de hoy una nueva reglamentación para el empuje de cumbre en la montaña más alta del mundo.

Se trata de un sistema de cuotas que establece el número máximo de escaladores que se les permitirá hacer un intento en el Everest en una medida desesperada para evitar el hacinamiento en el pico más alto del mundo mientras el país se prepara para un número récord de alpinistas esta temporada a partir de mayo.

Al emitir una directiva el miércoles, el Departamento de Turismo dijo que un número específico de montañistas, seleccionados sobre la base de sus números de permiso de escalada, podrían hacer intentos en la cumbre durante la primera «ventana meteorológica» que esté disponible después de las cuerdas y las escaleras se fijan hasta la parte superior. A otro número especificado se le permitirá hacer intentos en la cumbre durante la segunda ventana climática, o un período de buen clima cuando es seguro escalar, y así sucesivamente.

Si este plan no funciona, («Si algo puede fallar, fallará. Si hay la posibilidad de que algunas cosas fallen, la que causara mas daño será la primera.» Murphy) los equipos de expedición tendrán que coordinarse entre ellos y organizar la escalada, limitando el número a un máximo de 170 personas en una ventana climática, dijo el Departamento de Turismo.

¿Cómo se traduce esto? Pues así: los números de permiso 1 al 40, por dar un ejemplo, subirán en la primera ventana, del 40 al 80 en la segunda, etc, etc, etc.

Esta medida constituye la más absurda disposición que hemos podido ver en los últimos años. Perdón, no en los últimos años, en toda la historia del Himalayismo. A las autoridades de Nepal: así no se controla el hacinamiento y la masificación de esta montaña. Se controla limitando el número de permisos, no estableciendo una veda al ascenso asociada a un criterio tan pero tan imperfecto como lo es el clima.

Pero bueno, limitar el número de permisos es atentar contra la propia economía, es comprensible. La cuestión Everest hoy por hoy representa un problema sin solución, si lo vemos desde este entorno actual, donde los intereses económicos tienen mayor relevancia que la vida de los escaladores.

Para plantear una solución seria, debe sacrificiarse la economía, y eso, en un estado como Nepal, es absolutamente impracticable.

 

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