
Se trata de Facundo Carrizo, guía de Laguna Brava, junto a Diego Molina ascienden el Aconcagua y realizan una trasmisión record en HF.
Facundo Carrizo, un joven fotógrafo y guía de Laguna Brava, oriundo de Vinchina, en La Rioja, logró un impresionante desafío de alta montaña: en menos de 15 días ascendió más de cinco montañas de más de seis mil metros, incluyendo el Ojos del Salado, el volcán más alto del mundo, el Aconcagua, el cerro Vicuñas, Barrancas Blancas y San Francisco. Lo hicieron llevando todo su equipo por cuenta propia.
Junto a su compañero de cordada Diego Molina, se propuso un reto aún mayor en el Aconcagua: ascender desde el estacionamiento del Parque Aconcagua hasta Plaza de Mulas con mochilas que superaban los 28 kg. El objetivo de la expedición era transmitir desde la cumbre por radio HF, mientras Facundo cargaba su equipo de filmación para documentar la hazaña.
Diego tenía tres objetivos a cumplir: igualar la marca mundial SOTA en HF, hacer de una sola vez campamento base, cumbre y regreso a Plaza de Mulas y de ser posible realizar un qso cumbre a cumbre. Para ello un grupo de colegas cordobeses amigos, irían al Cerro Blanco en las Sierras Chicas cordobesas.
El viernes 7 a las 3 de la mañana Diego y Facundo dejaron Plaza de Mulas dispuestos a dar todo de sí para vivir un día inolvidable. Diego cargó en su espalda una mochila con 18 kg de peso. Facundo con elementos de video y fotografía que tal vez nos deparen un documental en algún tiempo.
El clima fue excelente y la marcha se hizo algo mas lenta para dosificar las energías. En el campamento Cólera, a mil metros del objetivo, Diego cambió su calzado de trekking por sus botas dobles. La llegada se demoró mas de cuatro horas. Habían estimado la cumbre para las 14 hs. y lo hicieron pasadas las 18 hs.
Sin tiempo para perder, con la emoción de Facundo de su primera cumbre en el Aconcagua, Diego comenzó a armar la estación. Poco tiempo después, se produjo el primer contacto con CA4RAB, Juan Vilar de Chile. quien antes de pasar su indicativo le dijo a Diego: «amigo, para estar sentado a siete mil metros de altura a las 7 de la tarde hay que tener muchas pelotas». Diego le agradeció y le pidió la licencia para que el contacto fuera válido.
Tras desarmar, a las 19.50, una hora después de haber hecho cumbre, Diego y Facundo iniciaron el descenso, llegando a Plaza de Mulas a las 2 de la mañana del sábado, exactamente 23 horas después de iniciada la extenuante travesía.
El amor por la montaña y la radioafición hicieron posible esta nueva hazaña de Diego Molina, para quien no existe el cansancio. Esta vez la meteorología fue una aliada, aspecto fundamental para un esperado final feliz.
Fuentes: La nueva Rioja – POTA/SOTA
