
El Coronel británico Edward Félix «Teddy» Norton, nació realmente en Argentina. Fue líder de la expedición que llevó a Mallory e Irvine al Everest en 1924. Aquí les traemos toda su historia, extractada del libro «Diarios del Chomolungma», que relata aquella epopeya.
Cuando me puse a trabajar para este libro, a comienzos de 2024, tenía como objetivo fundamental, intentar llegar a la historia de Edward Norton en Argentina, más allá de su participación en aquella memorable expedición de 1924, que ha quedado en la historia.
La información que estaba disponible respecto a este tema, era muy limitada, y, lógicamente, no satisfacía en lo más mínimo los requerimientos para poder elaborar una historia completa.
Fue un trabajo que me llevó no menos de tres meses de investigación, donde el tiempo transcurrido no jugaba, precisamente a favor de un final feliz. Para arrancar, simplemente, era necesario encontrar el «comienzo de la cuerda», para luego, ir tirando de a poco, hasta llegar al objetivo.
Luego de varios días, sin resultados, más allá de lo poco conocido, que había nacido en San Isidro, provincia de Buenos Aires, y que de niño se crió en Gran Bretaña, y bueno, todo lo que se sabía hasta el momento, pude llegar finalmente al «comienzo de la cuerda».
Y ese comienzo no fue otra cosa, que el árbol genealógico de «Teddy Norton», que encontré casi por casualidad en un sitio web de genealogía, donde, a través del cual, pude llegar a la conclusión que el coronel tenía un nieto, viviendo en Gran Bretaña, y que estaba vivo.
La segunda parte de la investigación, que demandó unas cuantas semanas, fue poder contactarlo. Tarea casi imposible encontrar a un Christopher Norton, viviendo en Gran Bretaña, que sea descendiente del Coronel Edward Norton, que estuvo en la expedición al Everest de Mallory e Irvine. Y que nació en Argentina. Pero se logró, luego de enviar un importante número de misivas a distintos lugares e instituciones de Inglaterra.
Christopher Norton es nieto del Coronel Edward Félix Norton. Es profesor en una Universidad Británica, y a través de dicha institución, pude localizarlo. Desde un primer momento, fue, como no podía ser de otra manera, muy amable y predispuesto a brindarme la información que estábamos necesitando.
Lo que viene ahora, son los párrafos más importantes, del capítulo dedicado al Coronel Norton, en mi libro «Diarios del Chomolungma», Alpinismonline Ediciones, 2024. El capítulo titulado «Diario de Edward Norton», aquí a continuación, para que conozcamos acerca de su paso por Argentina.
El Diario de Edward Norton
Extracto de Diarios del Chomolungma, alpinismonline ediciones, 2024
Edward Felix Norton, “Teddy”, nació el 21 de febrero de 1884, en la República Argentina, casi por casualidad, ya que su familia se encontraba residiendo en el país, debido a temas de negocios. Fue en la localidad de San Isidro, en la provincia de Buenos Aires.
No obstante, gran parte de su infancia, y su vida en general, se desarrolló en el Reino Unido. Asistió a la Charterhouse School, y a la Royal Military Academy de Woolwich, desde donde se incorporó al ejército en 1902.
Fue el tercer hijo de Edward Norton, de cuarenta y cuatro años, un inversor en el sector naviero, y de Edith, la hija de Sir Alfred Wills. A su hermano mayor Jack, y su hermana Amy, les siguieron tres hermanos menores, y una hermana menor. Los primeros tres hijos de los siete, nacieron todos en Argentina, los últimos cuatro en Inglaterra. Sus fechas de nacimiento abarcaban un período de dieciocho años, la brecha que separaba al hijo mayor, Jack, del menor, Dick.
Edward Norton, el padre de Teddy, que más tarde sería nombrado director de Royal Mail Steam Packet Company, Union-Castle Steamship Company y Nelson Line, había comenzado su vida como empresario. Estableció una agencia comercial y de transporte marítimo en Hong Kong cuando tenía poco más de veinte años, y vivió allí durante diez años.
Durante este tiempo amasó y perdió dos fortunas, la primera de ellas en las mesas de juego de Shanghai. La forma en que perdió su primera fortuna fue sencilla e instantánea; lo asaltaron y lo dejaron inconsciente cuando salía del casino con sus ganancias.
La historia cuenta que una amable dama china lo recogió, lo llevó a casa y lo cuidó hasta que recuperó la salud. El segundo episodio lo involucró en una larga demanda en Londres, tratando de recuperar sus pérdidas de un ex socio comercial.
En esta demanda, su caso estuvo representado por Alfred Wills, su futuro suegro, un abogado prometedor. De hecho, es posible que Edward haya tenido una inclinación litigiosa, ya que el diario de su esposa menciona que demandó dos veces, en años posteriores, a una agencia con la que hacía negocios. Ganó ambos casos.
Parece haber sido un miembro activo y emprendedor de la sociedad de Hong Kong. En 1869, a la edad de veintiocho años, fue miembro fundador del Royal Hong Kong Yacht Club. Teddy habló del «gran amor de Edward por la navegación en embarcaciones pequeñas» después de su muerte.
Al salir de Hong Kong, Edward Norton regresó a Inglaterra y rápidamente se interesó en el comercio entre Liverpool y Argentina, en el que él y dos de sus hermanos se involucraron. Argentina era en ese momento una de las principales economías de América Latina, y un imán para muchos inversores europeos, especialmente británicos.
Su negocio, y el de su hermano menor Robert, prosperaron, aunque su hermano mayor Herbert murió, y fue enterrado en Argentina. Cuando se comprometió con Edith Wills, su segunda esposa, en 1876 (su primera esposa, por coincidencia también llamada Edith, había muerto en Hong Kong), estaba ocupado adquiriendo tierras en un distrito en la provincia de Buenos Aires, al suroeste de la capital, y convertirlo en un rancho ganadero, una «estancia», como la conocemos aquí.
Esta empresa también prosperó y se estableció un rancho exitoso, llamado “Estancia La Ventura”, en las proximidades de las Sierras de la Ventana, que en 1883 tenía una residencia familiar lo suficientemente cómoda para que se unieran su esposa e hijos pequeños.
Su hogar en Argentina, sin embargo, era una casa llamada Quinta MacKinlay en San Isidro, en la que comenzaron su vida matrimonial después de ser casados por el cónsul británico en Río de Janeiro, en octubre de 1878. “La Ventura” no era el único interés comercial de Edward en Argentina, ni su principal.
Esta fue una línea naviera que co-fundó con su hermano, radicada en Buenos Aires, con el nombre de ‘Norton Hermanos”. Y nuevamente este emprendimiento fue un éxito. Todavía estaba en funcionamiento hasta la década de 1930.
El hermano de Edward, Robert, también tenía residencia en Argentina.
Estaba claro que los vínculos de la familia Norton con este país eran fuertes. La inversión de Edward en tierras agrícolas en la provincia de Buenos Aires no fue de ninguna manera un caso único para los expatriados italianos con intereses en Argentina, y cuando él y su familia regresaron a Inglaterra, puso la administración de su estancia en manos de un residente. Un gerente británico.
Con el tiempo, sus herederos estuvieron entre los terratenientes ausentes que se convirtieron en blanco político popular durante, y después de la presidencia de Juan Domingo Perón. En el caso de la familia Norton, esto llevó a la expropiación de la propiedad en 1959, y al cese de sus vínculos con Argentina.
El padre de Edward Norton (abuelo de Teddy), que también llevaba el mismo nombre, había sido abogado rural en Norfolk durante la primera mitad del siglo XIX. Antes que él, los Norton remontaron su ascendencia a una familia normanda que supuestamente vino con el Conquistador.
En los últimos años de la vida de “Teddy”, durante este sexenio de 1948/ a 1954 hubo una excepción a la regla familiar de no pasar vacaciones en el extranjero. La familia Norton, tenía dos chalet en Francia, en la región del Plateau d’Anterne, que habían sido requisados y utilizados durante algún tiempo por la resistencia francesa, los Maquis, durante la ocupación alemana.
El Chalet Collet había sido destrozado y abandonado en pésimas condiciones, y el otro en sí, aunque no estaba muy dañado, también estaba en malas condiciones. Jack y Teddy lo visitaron brevemente en 1946 para evaluar los daños, y nuevamente en 1947 y 1948, para limpiar el Chalet y hacer algunas reparaciones menores. Se consideró imposible salvar el Chalet Collet de su estado degradado, y con gran pesar, ya que guardaba muchos buenos recuerdos para ellos, dispusieron su desmantelamiento.
El otro chalet, se puso en un estado que lo hacía apto para volver a ocuparlo, pero en algún momento durante estos tres años decidieron que sería demasiado difícil mantenerlo como una casa de vacaciones de verano, y comenzaron a buscar un comprador. A pesar de algunos mordiscos por parte de posibles compradores, no se produjo ninguna venta.
En agosto de 1948, el negocio familiar en otro continente lo atraía. Teddy ya había visitado Argentina en el otoño de 1946 en relación con el negocio ganadero de la familia.
En enero de 1949, tanto Jack como Teddy, acompañados esta vez por sus esposas, emprendieron un extenso viaje de cuatro meses para visitar la estancia, y revisar su potencial como activo familiar; unos diez años, casualmente, antes de su expropiación definitiva en 1959 por el gobierno provincial.
Navegaron en ambos tramos del viaje en transatlántico, desde Tilbury a Buenos Aires y viceversa. Los viajes aéreos con un propósito como el de ellos todavía eran una rareza, y el proceso mucho más pausado de viajar por mar se podía disfrutar sin estrés.
Permanecieron varias semanas en la estancia, habitada por el administrador británico Robert Raikes, paseando por la finca, jugando a la pelota, y escalando las montañas locales. En el viaje de regreso, Teddy quedó cautivado por una atractiva compañera de viaje, una señora argentina que era esposa del director del zoológico de Buenos Aires, y que lo entretenía con historias de los diversos animales exóticos del zoológico.
Quedó particularmente fascinado con su relato de la eclosión de los huevos de una iguana, y habló sobre ello más de una vez a su regreso a Morestead. Finalmente buscó el volumen apropiado de la Encyclopaedia Britannica para verificar un punto, y quedó considerablemente desconcertado al descubrir que describía a la iguana como «dando a luz a sus crías vivas», para diversión de Joyce, quien sintió que había quedado excesivamente cautivado por su nuevo conocido.
Este viaje parece haber marcado un punto de inflexión en su salud general. Hasta sus vacaciones en Argentina, y ciertamente durante ellas, se había mostrado vivaz y vigoroso, y todavía disfrutaba de varios deportes activos, pero poco después su salud empeoró.
Según la ley de herencia argentina, el título de propiedad se transmitía a todos los descendientes directos del propietario original, su padre Edward Norton, de modo que con cada generación se dividía en un número cada vez mayor de participaciones cada vez más pequeñas.
El padre de Teddy, como dije anteriormente, fue yerno de Sir Alfred Wills, uno de los presidentes del más prestigioso club de montaña, el Alpine Club, además de haber sido un destacado juez en su país.
Fue precisamente Wills, quien introdujo a Teddy dentro del mundo de la montaña, que no abandonaría a lo largo de toda su vida. Fue un lazo en realidad, entre las actividades de montaña, y la vida militar. Tras incorporarse a los Gunners estuvo durante un tiempo en Tipperary, y compaginó el deporte, especialmente a caballo, con sus deberes militares.
En la Primera Guerra Mundial fue mayor de brigada en los artilleros y más tarde se unió al cuerpo del ejército canadiense. Antes y después de la guerra sirvió en la India, donde se ganó la reputación de jinete intrépido y fue subcampeón en 1922 en la Copa Kadir.
Ese mismo año se unió a la Expedición al Everest. Fue instructor en el Staff College de Quetta de 1929 a 1932 y en Aldershot, 1934-38. Luego regresó a la India, para comandar el distrito de Madrás y más tarde el distrito occidental del ejército indio. Mientras era gobernador militar en funciones de Hong Kong en 1940, sufrió un grave accidente que le llevó a retirarse en 1942, pero en casa, se dedicó a la Guardia Nacional y a otras tareas.
A principios de 1954 sufrió un «accidente cerebrovascular» del que se estaba recuperando lentamente cuando, en noviembre, se produjo un segundo derrame cerebral que rápidamente fue fatal. La familia Norton tenía un chalet, The Eagle’s Nest, cerca de Sixt, en Alta Saboya, donde Teddy aprendió a escalar y a conocer los caminos de la roca y la nieve.
Su instinto para estas cosas era notable y, además de las escaladas más importantes, había realizado una tremenda cantidad de escaladas y algunas muy difíciles en picos menores en Saboya y otros lugares, en gran parte con su hermano, y amigos.
En 1922 fue elegido para la expedición al Everest no sólo como escalador, sino en vista de que conocía la India, el Himalaya y algunas de las variantes locales del indostaní, y estaba acostumbrado a tratar con gente del norte de India.
Muy pronto se estableció como un miembro muy valioso del grupo, añadiendo a estas otras cualidades su gran conocimiento de las aves y la vida salvaje y su encantadora personalidad. Como era el mayor del grupo más joven de la expedición, siempre se acudió a él, en busca de orientación, y esto se nos brindó de la mejor manera posible, con discusión libre y pidiendo consejo a sus jóvenes.
Generalmente se supone que las personas de estatura y constitución media resisten mejor las expediciones serias. Norton era muy alto, de constitución enjuta y algo viejo, sin embargo, llegó más alto que nadie sin oxígeno, tanto en 1922 como en 1924. En este último año, cuando el general Bruce cayó afectado por la malaria, Norton se convirtió en el líder, como hemos visto anteriormente.
Combinaba fortaleza mental con humildad de la mejor clase. Deseoso de escalar la montaña, siempre de buen humor, absolutamente confiable y sólido, pero siempre dispuesto a discutir planes y métodos y a pedir consejo. Cuando Mallory e Irvine se perdieron, Norton tomó la actitud correcta, como lo había hecho antes, de la misma manera que cuando cuatro sherpas, quedaron abandonados en el Collado Norte bajo la nieve fresca.
Somervell lo describe textualmente: “Como compañero de montaña era ideal; Cuando estuve a solas con él en el Everest en 1924, me pregunté cómo su cuerpo alto y esbelto se mantenía a una altura nunca antes alcanzada por el hombre, no sólo por sus músculos, ya que no era excepcionalmente fuerte, sino por su espíritu indomable. Después de haberme detenido derrotado en un saliente a 28.000 pies, Norton avanzó otros treinta metros hasta que la ceguera de la nieve y lo avanzado de la hora lo hicieron retroceder.
Como amigo durante más de treinta años, continuó mostrando sus tres características principales: estabilidad, humildad y generosidad. Nunca defraudó a nadie y siempre trató de ver lo mejor en los demás y sacarlo a relucir cuando se presentaba la oportunidad. Era un gran amante de las aves, y un gran conocedor de ellas, y además era un dibujante consumado, de todo lo que es hermoso en el paisaje y en la vida natural.”
Su esposa provenía de la antigua familia de escaladores, los Pasteur, e hicieron muchas escaladas juntos, en los Alpes, así como en los alrededores de Quetta en días posteriores.
Dondequiera que estuviera destinado, aprovechaba cada oportunidad para visitar montañas, como los Andes patagónicos, Nilgiris, Table Mountain, y muchos distritos del Himalaya. Una de sus mayores decepciones fue que cuando sus hijos tuvieron edad suficiente para escalar montañas, su mala salud le impidió escalar con ellos. Viajó varias veces a la Argentina, como hemos visto, donde la escalada era siempre la excusa perfecta.
Y esto es precisamente un interesantísimo condimento en la historia de la expedición al Everest de 1924, en la cual, la Royal Geographical Society, y el Comité Everest, tuvieron especial cuidado al elegir a sus escaladores, asegurándose que todos fuesen británicos.
Sin duda, Teddy Norton, era británico. Pero, se les escapó un pequeño detalle, que en el caso de haber alcanzado por primera vez la cumbre del Everest, aquel día de mayo de 1924, hubiese dado que hablar. Si, Teddy era británico, pero también, un poquitito argentino.

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