El alpinista griego Antonios Sykaris informó en una entrevista con una estación de radio búlgara sobre las caóticas condiciones en el campo 3 a 7.300 metros. Había muy pocas tiendas de campaña para los aproximadamente veinte escaladores que querían intentar una cumbre el viernes. «Traté de encontrar espacio en una de las carpas, pero la gente que estaba adentro me dijo que no había espacio«, dijo Sykaris, describiendo la situación el jueves por la noche la semana pasada. Hacía un frío increíble, alrededor de menos 40 grados centígrados. «Todos nos quedamos afuera tratando de averiguar cómo podríamos sobrevivir». Como otros montañistas, Sykaris sufrió congelaciones.
A esta altura de los acontecimientos, ya con el diario del lunes. ¿Alguien tiene alguna duda de que esta temporada nunca debió haber existido?
Las familias de los tres escaladores desaparecidos, están llevando adelante innumerables esfuerzos para que se continúe con la búsqueda. De hecho, como es sabido, dos escaladores allegados a Ali Sadpara están en el campo base esperando que mejoren las condiciones climáticas para poder empezar la búsqueda a pie.
Dentro de toda esta desgracia, estas familias han tenido la fortuna que entre la nómina había un pakistaní, ello ha contribuido a que, en su momento, fuesen despachados los helicópteros rápidamente. De otra manera, el despliegue, hubiese sido totalmente diferente, como las condiciones para llevarlo a cabo. AsÍ lo señalan los antecedentes de similares situaciones en aquél país, no lo digo yo, lo dice la historia. Y también han tenido suerte por haber estado involucrados Alex Gavan, Tamara Lunger, y muy especialmente Simone Moro y Alex Txikón, desde el Manaslu. Estos cuatro escaladores, siempre, siguiendo su habitual costumbre en estas circunstancias, se desviven, estén donde estén, para conseguir todo lo necesario en pos de un rápido despliegue de cualquier misión de rescate. Y esta no fue la excepción.
Una mención muy destacada para Tamara. Lo que le ha tocado vivir a Tamara en esta temporada invernal no tiene precedentes. Solo una personalidad como la de ella puede resistir semejante embate, por parte de la montaña, como el que tuvo que soportar. Ahora, ella ya está retornando, esperemos que rapidamente pueda alejar todas estas cuestiones que sin duda, la han afectado profundamente, como es el hecho de haber perdido a dos de sus compañeros de cordada en una misma expedición. Tamara merece una nota aparte en todo esto. Nos ocuparemos de ello en los próximo días.
Mientras tanto, Seven Summits Treks, ha levantado todo el campamento base, y su líder Chhang Dawa, se encuentra en camino hacia Skardu. La misma SST que se atrevió en su momento, por esas cuestiones entendibles de falta de actividad a lo largo de todo el año, a poner un grupo de escaladores, de diversa experiencia, en la más compleja y extrema experiencia de montaña de este planeta.
Lo que nadie podrá cuestionarnos, me refiero a Alpinismonline Magazine, es que no lo dijimos antes. Como muchos montañistas, cercanos y no tan cercanos, con seguridad lo pensaron. Algunos nos lo hicieron saber, de distintas maneras. Hoy, todas esas crónicas previas, respecto a esta temporada, que arrancaron el pasado 27 de octubre, están aquí, al pie de esta nota, referenciadas, para que puedan observar lo que veníamos diciendo, que no es ni mas ni menos que manifestaciones sustentadas en algo tan simple como lo es el sentido común. No por ser grandes conocedores, para nada, en mi caso, tengo muchísimo por aprender, y lo voy haciendo día a día, con situaciones como esta. Simplemente nos basamos en los números, los antecedentes, las estadísticas, y la historia. Con eso es suficiente.
Los grandes sucesos a lo largo de la historia están reservados para grandes protagonistas, y cualquier otro tipo de desvío en ese sentido, puede no salir tan bien.
Lo que ha mencionado el escalador griego lo dijimos en una de esas notas precedentes, con un enorme signo de interrogación. No había espacio allí arriba para tantas personas y mucho menos en un empuje final, porque no iban a existir demasiados empujes finales, y todos iban a querer llegar a lo más alto.
¿Qué me viene entonces ahora al pensamiento? Una sola palabra: Absurdo. Absolutamente absurdo, fue todo este despliegue que se instaló desde principios de diciembre en aquel campo base tan absurdo como aquél impulso que llevó a todas aquellas personas a buscar un objetivo que solo era reservado para algunos. ¿Quién decide quienes son esos algunos? Yo no, por supuesto, lo hace el sentido común, basándonos en los números, las estadísticas, los antecedentes.
Así, fríamente, como suena. Diez personas llegaron en este invierno a su cumbre. Cinco fue el precio que se cobró la montaña. Dicho de manera burda, para que se entienda. Esta montaña subió la vara para esta temporada, elevando el índice de mortalidad al 50%, lisa y llanamente. Tan letal y concluyente, como absurdo.
El K2 ya era antes de esto, como todos conocerán, un enorme generador de tragedias. Trece escaladores murieron en el verano de 1986, en la que fue la mayor de toda la historia de esta montaña. Bueno, eso fue hasta 2008, en que un desprendimiento del tan famoso «serac», se llevó la vida de otros once escaladores. Entonces hubo otra tragedia que fue a discutir palmo a palmo con la primera, cual había sido la peor.
La diferencia entre la de 2008 y esta, es que ahora, todo lo que sucedió, no sobrevino por obra y gracias de un accidente, un imprevisto. Pudo haberse evitado, porque nunca debió haber existido esta temporada.
Las escaladas de altísimo nivel, como lo es una invernal al K2, están reservadas para determinados personajes, a mi entender. Pero puedo equivocarme.
Y ahora seguramente, alguien puede estar pensando con muy justa razón ante lo que acabo de mencionar: ¿Y Alí Sadpara? ¿Acaso no es uno de esos determinados personajes? Pues claro que sí, y probablemente estaba en el sitio indicado de acuerdo a sus capacidades, lo que no quita que no pudo o supo encontrar ese momento, ese instante tan efímero, que separa la vida de la muerte y hace que el propio escalador pegue la vuelta de inmediato. Dicho de una manera mucho más clara: quizás no supo leer muy bien lo que tenía por delante. Hay muchos factores que desconocemos que pudieron haber influido. Su condición física en ese momento, fundamental.
O quizás, aún no lo sabemos, y tal vez nunca lo sepamos, pudieron haber sufrido algún desprendimiento, que terminó con todo en un solo instante. Ese si es un hecho imprevisible, pero dentro de un escenario normal, es perfectamente aceptable. Dentro de un escenario excepcional como esta invernal, sigue sonando como absurdo.
Todo esto surge, por supuesto, con el diario del lunes. Eso nos permite inferir que probablemente Ali Sadpara, un aguerrido y fortísimo escalador, estaba sin dudas al frente del grupo de tres escaladores, ya que John Snorri, y Juan Pablo Mohr, sin que esto desmerezca su trayectoria, sin duda, contaban con otro tipo de experiencia en estas cuestiones.
La gran diferencia entre este Ali Sadpara y el de 2016 en la primera invernal al Nanga Parbat, entonces, cae por simple deducción: en aquella oportunidad estaban Simone Moro y Alex Txikón a su lado. Dos escaladores con una trayectoria invernal que los pone en otro nivel de lectura, al momento de interpretar lo que está sucediendo por allí arriba. Y también, a pesar que el Nanga Parbat es el Nanga Parbat, difiere del K2. Son parecidos, pero distintos. De hecho, el K2 estaba destinado a no ser conquistado en invierno. Esto que sucedió, fue excepcional.
Pero volviendo al tema del diario del lunes, donde todo es más fácil, vayamos ahora a eso «excepcional». Tenemos que solamente diez escaladores podían contar con alguna posibilidad de lograr el objetivo. En una nota precedente, mencionamos a Mingma Gyalje y Nirmal Purja como grandes candidatos. Y no había mucho más. Y con muchas reservas, en el sentido que dependían de agentes externos que ellos no controlaban, para poder tener siguiera una mínima oportunidad.
<*2*>
Y afortunadamente para ellos, eso se dio, casi diría sorpresivamente, como un hecho extraordinario, dentro de este conglomerado climatológico tan complejo. Y lo llamo conglomerado, porque no dependían solo del buen tiempo persistente por al menos tres jornadas, dependían de otros factores, tal como mencionamos en una nota precedente, que involucraba a la temperatura, viento, precipitación y fundamentalmente, presión atmosférica.
Vaya lo que son las casualidades. Un hecho casi imposible, que no se había dado en años precedentes, jugó a favor de la suerte de los sherpas: todos esos factores, se dieron. Ni más ni menos. Fue así que nuestra humilde predicción, basada en los números y en el «sentido común», señalada semanas antes, en otra nota, quedó hecha polvo con la cumbre sherpa del 16 de enero.
Los sherpas lo consiguieron. Gracias a su fortaleza si, su adaptación natural a las grandes alturas y su experiencia por sobre todas las cosas. Consiguieron finalmente un objetivo muy merecido. Pero convengamos que las condiciones, que el escenario jugó en su favor, hecho que no tuvieron los polacos por ejemplo hace un par de años, cuando el desobediente de Denis, ya sobre el límite de su caprichoso invierno meteorológico, se lanzó como un manotazo de ahogado a ver si lo lograba antes de las 23.59 del 28 de febrero de aquel año. No, no tuvo esa suerte que tuvieron los sherpas. Las cosas claras, como son. Veamos el éxito, si, muy valioso, muy merecido, pero dentro del contexto que corresponde. El clima entonces, nos dio una bofetada. Dentro de un contexto de rigurosidad extrema, que viene presentándose en los últimos años como consecuencia del calentamiento global (Ver nota precedente), hizo la excepción, no una, casi dos veces. En la segunda, esta tragedia. Pero bueno, el clima también es parte del juego. Si se da la ventana, adelante, para eso existe.
Y también hay otra cosa que no dije en oportunidad de la nota de los sherpas, al día siguiente del gran logro, porque quizás no era el momento. Ellos llegaron al campo base con toda la fijación establecida hasta el campo 2 el 21 de diciembre, el día en que empezaba el invierno.
Todo lo hecho hasta ese punto, fue realizado por el equipo de Ali Sadpara y John Snorri, los dos adelantados de esta temporada, con sus sherpas, por supuesto, pero en otoño, aunque ya dentro del invierno meteorológico de Denis. Así que, por más que muchos estén pensando que quizás me estoy sobrepasando con estas afirmaciones, mi intención no es atentar contra ese logro tan importante. No existe la manera de hacerlo. Pero fue una invernal desde los 6700 metros hacia arriba. No invento nada con eso. Es lo que sucedió. Sí, hubiese sido una cumbre completísima, la de Sadpara y Snorri. Quizas lo hayan logrado.
Y después tenemos a dos ejemplos superlativos de escaladores Mingma Gyalje y Nirmal Purja. Con dos perfiles muy distantes. Creo que el primero es, a mi parecer, aunque lo haya hecho con oxígeno suplementario, el gran ganador de ese logro, porque hizo todo, absolutamente todo, desde su propio pulmón. Hasta tuvo que recurrir a una colecta para llegar. Nirmal, pudo realizarlo sin oxígeno, sí, pero llegó de otra manera al campo base del K2, y con otro tipo de respaldo.
Si muchos salieron vivos de esta expedición, es simplemente porque no tuvieron el impulso qué si tuvieron Snorri, Sadpara y Mohr, que no cuestiono para nada, todo lo contrario, pensaron que estaban en el camino correcto, como lo hubiese pensado cualquier otro en su lugar.
Los lamentables hechos de Sergi Mingote y Atanas Skatov, bueno, eso fue una fatalidad, pudo haber sucedido en cualquier otro lado. Si bien pasan a la estadística del K2, difiere a mi entender con lo de los tres escaladores desaparecidos, que estaban en otro escenario al momento de su desaparición.
Podríamos también, siguiendo con la reflexión, asignar todo este desastre a la pandemia, ya que, de no haber existido, se hubiesen desarrollado normalmente las temporadas de Himalaya y Karakoram, y los operadores no hubiesen tenido la comprensible necesidad de generar ingresos, aunque éstos pudiesen venir de ideas descabelladas, como fue poner una invernal comercial (o algo muy parecido a ello) en la montaña más letal de la tierra.
El papel de las redes sociales
Hace treinta y cuarenta años, un escalador desconocido iba al Himalaya, subía una montaña y clavaba la primera inscribiendo su nombre en la historia. Luego, tres meses después, el mundo se enteraba de esa hazaña.
Hoy todo ha cambiado y las tragedias se viven en vivo, casi allí, en la misma montaña sentados desde nuestro sillón o escritorio. También el hecho de estar cómodamente sentados en un sillón o frente a una computadora, es utilizado muchas veces por algunos escaladores para descalificar a quienes opinamos, con algún conocimiento, quizás, acerca de lo que ellos hacen sobre las montañas.
En este sentido les digo, que la tarea del cronista es precisamente esa. Llevar la noticia, la información, y en algunos casos, como éste, la opinión, respecto de lo que ellos hacen por encima de las montañas, a la gente. Ese es nuestro trabajo, como el de ellos, subir las montañas. En cuyo caso, si les molesta nuestra opinión, pues no difundan su actividad en las redes sociales, o en los medios. Háganlo en silencio, como se hacía hace treinta o cuarenta años, sin intervención de nadie, como inclusive hoy muchos lo siguen haciendo, y seguramente estarán libres de todo pecado, y no serán alcanzados en ningún momento por nuestra opinión, o crítica.
<*3*>
Y ello vamos ahora. Las redes sociales. Que han tenido una participación superlativa en los últimos años en toda la actividad del himalayismo, o cualquiera que se lleve a cabo en cualquier lugar del planeta y cualquier disciplina. Pero esta, ahora, la alpinística, es la que nos toca. En esta invernal al K2, muy especialmente, han tenido una gran influencia. Han sido utilizadas por muchos de los protagonistas para difundir su presencia en el K2, como pasa habitualmente con cualquier otra expedición desde hace varios años. No está mal eso, es una herramienta que puede utilizarse. Adelante entonces.
Algunos escaladores, en distintos momentos inclusive, han recaudado fondos a través de ellas para llegar al K2, en este caso, como para cualquier otro objetivo de esa escala.
Han recibido miles y miles de mensajes en modo de apoyo de parte de sus seguidores, nutriendo, en algunos casos, desmedidamente su propio ego, que hasta pudo haberles permitido llegar con mucha más fuerza a este gran desafío. Pero esa fuerza, se esfumó por los efectos de la propia realidad, como un puñado de arena entre los dedos semicongelados, al llegar al campo base.
Una de las cosas que me sorprendió, fue ver, a través de las redes sociales, los rostros, vestimenta e inclusive gestos de sorpresa, de algunos de los protagonistas instalados en el campo base del K2, durante los primeros días posteriores a su llegada, ante las extremas condiciones climáticas.
Me ha tocado ver, a través de esas mismas redes sociales, a otros protagonistas de otras invernales en esta y otras tantas montañas del Himalaya, sin ir más lejos ahora mismo, en el Manaslu, y sus protagonistas no dejan ver esas mismas sensaciones. Como que demuestran estar hechos en cuerpo y espíritu para lo que están viviendo. Eso me sorprendió y de inmediato me puso en alerta. Pero bueno, es solo una sensación del que escribe, puedo estar equivocado.
Y de las mismas redes sociales, y de los mismos protagonistas dentro de ellas, toda esa algarabía y apoyo incondicional a sus escaladores favoritos, se transforma ahora en súplica, deseo de encontrarlos y en caso aún más extraños, de resignación, diciendo que están en el lugar donde siempre quisieron estar. Pues no es así, ellos preferían estar vivos. ¿Se entiende? Todo esto es absurdo. Inexplicablemente absurdo. Todas son consecuencias derivadas del algo, que el sentido común indica que no debió haber existido, al menos, con muchos de los protagonistas que fueron parte de todo este despliegue.
No hay mucho más que decir ante todo este absurdo. La gran expedición invernal al K2 de 2021 ha llegado a su fin, aunque aún no está terminada, porque hay un mínimo hilo de esperanza, que aún sostiene a esas familias que esperan noticias. No sabemos si les llegarán esas noticias, y como serán estas. Lógicamente, lo imaginamos.
Ellos sí, seguramente son los más calificados para entender que todo este despliegue que acaba de finalizar, después de algo más de dos meses, ha sido simplemente un absurdo, y que nunca debió haber existido, y que los ha privado en esta vida, de lo más preciado que tenían. Estoy seguro de ello. Para ellos, y para los cinco que han partido, mi respeto y mi admiración por su valentía.
Acceso a notas referenciadas en el artículo
<*4*>