Fotos: gentileza Sergi Mingote
Me toca despedir a alguien, a un amigo que nos dejó muy pronto. Habitualmente quien hace este tipo de actividades, tiende a investigar, leer, buscar, aprender de los que hacen a otras escalas tal vez, proyectos, objetivos o desafios que uno mismo imagina o sueña con realizar.
Cuando empecé a meterme en serio en la actividad de montaña y sobre todo cuando entendí, que me gustaba empujarme un poco sobre mis limites e ir varios metros más arriba conociendo así al montañismo de altura, me dedique a buscar mucho por internet lugares y personas que compartieran, cada una desde su forma y estilo, la misma pasión por las montañas.
En este camino conocí a muchos valores del montañismo de décadas atrás y también a los que hacen el montañismo de hoy. Entendí de sus manos que cada quien recibe de su experiencia la forma y esencia con que disfruta «patear piedritas» , llegar a una cima o completar una travesía, escalar un gran muro de Roca, de hielo o simplemente hacer el intento. Aprendí que no siempre lo espectacular es llegar a una cumbre de más de ocho mil metros y en el trayecto ir quedando con los dedos negros, la boca quemada por el sol, el frio, con la mirada roja y los pulmones estallados por el esfuerzo de robar algo de oxígeno para poder respirar.
Hay mucho más que eso. Es encontrar un sueño, proyectarlo y empezar a trabajarlo para poder cumplirlo y en ese camino cruzarte con muchas situaciones y personas NECESARIAS para lograrlo. Es poner a pruebas tus valores, tus principios, tus instintos más primitivos y lograr encontrar el valor a cada minuto de las cosas simples que tenemos en la vida. Y que por más que estés en la cumbre de un K2, Aconcagua, Denali, Vinson Massif o el objetivo que uno tenga, lo más importante está por debajo de esos miles de metros que son nuestros afectos y que ellos son la razón por la cual siempre hay que cuidarse para volver.
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Conocí a Sergi un poco por lo leído, pero no fue hasta que lo pude entrevistar con Alpinismonline Magazine que pude «REALMENTE CONOCERLO» desde lo deportivo y también en menor medida en lo personal con sus principios y valores.
No me llama la atención la cantidad de mensajes y demostraciones afectivas que pude ver estos últimos días para con él, su familia y seres queridos. Con una gran vocación de ayuda, ferviente defensor de la integración de las personas con capacidades diferentes a través del deporte, Alpinista de pura cepa, Himalayista experimentado. Triatleta, Conferencista, Alcalde y sus roles más importantes: Esposo y papá. Definitivamente una persona muy querida, con el apoyo siempre de su España natal y por todo el mundo que tuviese la suerte de conocerlo. Cálido, alegre, entusiasta, emprendedor, reflexivo, motivador. Gran maestro para las futuras generaciones y buen compañero de cordada.
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En las varias oportunidades que tuve de entrevistarlo era tan simple y tan atento que era imposible no tener una buena charla con él. De esas entrevistas salía su calidez humana y en el inicio de la pandemia sus saludos y buenas intenciones para con mi familia y la gente de mi país, sin tener más que la preocupación de saber cómo estábamos por el simple hecho de «conocernos» es solo una muestra de que como era Sergi Mingote.
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Despedidas de grandes como Reinhold Messner, Carlos Soria, Hervé Barmasse, Nirmal Purja, Denis Urubko, Simone Moro, Tamara Lunger entre otros, hacen cuenta de lo importante que era Sergi en el montañismo actual y lo mucho que se lo va a extrañar.
Sin dudas podríamos hablar horas de él y sus innumerables conquistas, pero todo eso ya está escrito, hoy nos toca enviarle un afectuoso abrazo a Miriam, Julia y sus seres queridos. Y a vos MI AMIGO decirte Gracias por todo, te vamos a extrañar pero somos bendecidos por haber vivido en este siglo donde pudimos conocer y admirar a una gran persona como vos.
Y ahora a descansar…
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