Quisiera hacer una nota no solo para la gente de montaña, sino para todos, en especial para los que no conocen mucho, acerca del ochomilismo, y pueda llegar a tomar la debida medida de lo que se ha logrado hace pocos días. En líneas generales, estamos hablando del K2, una montaña registrada en 1856 por el británico Henry Godwin-Austen, como parte del Gran proyecto topográfico del gobierno británico en la India, que tuvo por objeto el relevamiento de todos los picos relevantes de la Cordillera del Himalaya, durante gran parte del siglo XIX.
El K2, la segunda montaña más alta del mundo, con sus 8611m, es por sí una de las más complejas de todos los ochomiles e igualmente letal, tal es así, que, por diversos factores, en especial los geográficos, de los cuales deriva lo climatológico, se puso verdaderamente «arisca«, para todos aquellos que pretenden conquistarla y mucho más en la temporada invernal, hecho nunca logrado, hasta el 15 de enero de 2021, inclusive.
Lo que pasó al día siguiente de esa fecha, es otra historia.
«Al final sucedió, la historia ya está escrita, el K2, la montaña entre las montañas, en invierno, ha sido derrotada, y no importa realmente si algunos fueron con oxígeno y otros sin, lo ganaron por ser el equipo de escaladores más poderosos del mundo: los sherpas. Demostraron que son un equipo armonioso y mega fuerte, con docenas de personas que trabajan y escalan. Ellos pueden hacerlo, nadie más. Y me alegro de que lo hayan hecho, y que todos llegarán a la cima juntos. Sólo muestra lo que es realmente más importante para ellos.»
Esta es la declaración de Artur Malek, polaco, integrante de la última expedición polaca al K2, que, en mayor medida, se contrapone claramente a la del conocido Adam Bielecki, también polaco, quién, en el mismo medio nacional, wspinanie.pl, se expresó de la siguiente manera:
«Felicidades a todo el equipo nepalí en K2. Que ahora lleguen seguros a la base. Anticipando todas las preguntas. El juego continúa. Se sabía que en K2 invernal era posible entrar con oxígeno. Para mí, la verdadera pregunta es: ¿Es así? ¿Cuándo y quién podrá subir esta cumbre sin dopaje? Esperamos con ansias el descenso del equipo al Campo 3, especialmente porque tiene lugar por la noche.»
Bueno, a Adam Bielecki, que el 5 de marzo de 2013, junto a Maciej Berbeka, Tomasz Kowalski y el mismísimo Artur Małek, consiguieron el primer ascenso invernal al Broad Peak, le tenemos malas noticias: Nirmal Purja, y quizás, aún no confirmado Mingma Gyalje, lo hizo … sin oxígeno suplementario.
Un breve alto aquí, dos temas. Para todos aquellos lectores que no están muy compenetrados con temas de montaña, les cuento brevemente. Existe algo así como una «eterna disputa» entre escaladores, lectores, apasionados y fundamentalistas, respecto a si es o no válido ascender una montaña de más de ocho mil metros, utilizando cilindros de oxígeno suplementario, habida cuenta de la enorme falta de dicho gas por aquellas alturas, que suele llegar, por ejemplo, en los 8848m del Monte Everest, a ser de tan solo un 30% del volumen encontrado a nivel del mar. El segundo tema, los polacos. Como veremos más adelante al repasar algunos números, los polacos son, desde tiempos de conquista, apasionados por las invernales, por los temas difíciles. Ellos se mueven en el frío, es el escenario donde se sienten más cómodos. Hace algunos años, una brillante nota de la revista de la National Geographic, bautizaba a estos polacos como los «Guerreros de hielo».
Veamos entonces, después de leer las consideraciones de Adam Bielecki. ¿Cómo pretendemos no encontrar en las redes sociales cuestionamientos acerca del «oxígeno si», u «oxígeno no», si los propios protagonistas se encargan de hacerlo? Luego volveremos con este tema. Vayamos un poco a la historia.
Las fechas más destacadas del K2 son: 31 de Julio de 1954, Achille Compagnoni y Lino Lacedelli, la primera cumbre, el gran gigante vencido por primera vez. El 23 de junio de 1986, Wanda Rutkiewicz se convirtió en la primera mujer en alcanzar la cumbre, sin oxígeno suplementario.
En la temporada 1987/88, comienza el capítulo de invierno en la historia del K2. En aquella oportunidad por la famosa expedición polaca, dirigida por Andrzej Zawada. La altura se alcanzó entonces 7300 m.
Los intentos polacos posteriores (2002/03, 2017/18) tampoco terminan con la cumbre. En 2003, se estableció un nuevo récord de altitud invernal: 7650 m.
En 2011/2012, una expedición rusa termina en fracaso y la muerte de uno de los montañeros. La altura alcanzada por los rusos es de 7200 m.
A partir de 2018, la carrera para conseguir el K2 empieza a acelerarse, habida cuenta que ya todos los ochomiles habían sido conquistados en invierno, a excepción del K2. Una vez más, la cumbre es atacada por los rusos (2018/19) y un grupo creciente de escaladores internacionales, entre ellos, Alex Txikón.
«Demostraron que son un equipo armonioso y mega fuerte, con docenas de personas que trabajan y escalan. Ellos pueden hacerlo, nadie más.» – Artur Malek
En la temporada 2019/20, Mingma Gyalje Sherpa organizó su primera expedición de invierno al K2, como una manera de ir preparando el camino para lo que acaba de suceder. En este sentido, la experiencia adquirida hace un año ha dado lugar al éxito de hoy.
Mingma Gyalje, es quizás, y para mi humilde entender, el gran protagonista de esta gesta, que coloca ahora sí, al enorme grupo de escaladores sherpas, al tope de la escala, habiendo conseguido el éxito que ningún occidental pudo obtener.
Mingma preparó el camino, llegó primero al K2, hacia el 18 de diciembre, terminando de establecer la ruta hasta los 6700m del C2, justo el 21 de diciembre. Hacia Navidad, llegó Nirmal Purja al campo base. Y aquí queremos hacer un paréntesis y destacar algo muy importante: la diferencia de logística entre ambos escaladores. Nirmal, con todo el dispositivo publicitario y marketing detrás; Mingma Gyalje, debiendo recurrir a una colecta pública para poder acceder a esta expedición.
Las diferencias también se vieron después de la cumbre. Nirmal comunicando casi desde la misma cumbre, Mingma Gyalje esperando llegar a Skardu para postear fotografías y mayores precisiones, como lo ha indicado hoy martes, en un post reciente:
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Esto nos muestra que existen distintos tipos de escaladores sherpas. Los más mediáticos, y los menos. No cuestiono eso, de ninguna manera, pero destaco el trabajo de «los menos». De la misma manera, que lo hago respecto a la utilización de oxígeno suplementario. No cuestiono su utilización, pero si destaco su «no utilización», como es el caso de Nirmal Purja. Veremos luego cuando existan las debidas confirmaciones de Mingma Gyalje.
Los números de los ascensos invernales a ochomiles
La historia de los ascensos invernales a ochomiles fue iniciada por los polacos en el Monte Everest. En 1980 leszek Cichy y Krzysztof Wielicki abren la lista. Esto hará de los polacos, los grandes guerreros de las invernales a ochomiles. Muchos de ellos fueron conquistados por estos «guerreros de hielo«. Quizás, el más preciado, el más relevante, no les fue posible, porque simplemente los grandes «dioses de los ochomiles» lo tenían reservado para aquellos que quizás, más lo merecían. La naturaleza es sabia, no se equivoca. La montaña es parte de ella.
Los primeros ascensos invernales a ochomiles:
Monte Everest (8848 m) – 17 de febrero de 1980 – Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy. La expedición nacional fue dirigida por Andrzej Zawada.
Manaslu (8156 m) – 12 de enero de 1984 – Maciej Berbeka y Ryszard Gajewski. Lech Korniszewski fue el gerente de la expedición Zakopane.
Dhaulagiri (8167 m) – 21 de enero de 1985 – Andrzej Czok y Jerzy Kukuczka. Adam Bilczewski dirigió la expedición del Gliwice Mountain Club.
Cho Oyu (8153 m) – 12 de febrero de 1985 – Maciej Berbeka y Maciej Pawlikowski. Andrzej Zawada fue el jefe de la expedición polaco-canadiense. Tres días más tarde, Zygmunt Heinrich y Jerzy Kukuczka entraron en la misma ruta.
Kangchenjunga – (8598 m) – 11 de enero de 1986 – Krzysztof Wielicki y Jerzy Kukuczka. Andrzej Machnik fue el jefe de la expedición Gliwicki Mountain Club.
Annapurna (8091 m) – 3 de febrero de 1987 – Artur Hajzer y Jerzy Kukuczka (jefe de expedición).
Lhotse (8511 m) – 31 de diciembre de 1988 – Krzysztof Wielicki se paró en la víspera de Año Nuevo. Andrzej Zawada fue el director deportivo de la expedición polaco-belga.
Shisha Pangma (8027 m) – 15 de enero de 2005 – Piotr Morawski y Simone Moro (Italia). Jan Szulc fue el jefe de la expedición polaco-italiana.
Makalu (8463 m) – 9 de febrero de 2009 – Simone Moro (Italia) y Denis Urubko (Kazajstán).
Gasherbrum II (8036 m) – 2 de febrero de 2011 – Simone Moro (Italia), Denis Urubko (Kazajstán), Cory Richards (Estados Unidos).
Gasherbrum I (8068 m) – 9 de marzo de 2012, Adam Bielecki, Janusz Gosb, el jefe de la expedición fue Artur Hajzer.
Broad Peak (8051 m) – 5 de marzo de 2013, Maciej Berbeka, Adam Bielecki, Tomasz Kowalski y Artur Malek. El jefe de expedición Krzysztof Wielicki.
Nanga Parbat (8126 m) – 26 de febrero de 2016, Alex Txikon, Ali Sadpara, Simone Moro.
K2 (8611 m) – 16 de Enero de 2021, Mingma Gyalje, Nirmal Purja, Pem Chhiriri, Dawa Temba, Mingma Tenzi, Dawa Tenjing, Mingma David, Kilu Pemba, Gelje y Sona.
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Los instantes finales
Pasados algunos minutos del mediodía del sábado 16, el grupo de diez escaladores nepalíes, traspasó el tan temido «cuello de botella«, un canal estrecho, que está dominado por seracs desde el campo de hielo al este de la cumbre. Este couloir se encuentra a solo 400 m por debajo de la cima, en el cual los escaladores tienen que atravesar unos 100m, expuestos al gran serac. Debido a la altitud, aquí estamos a 8200m y la pendiente, entre 50° y 60°, este tramo es el más peligroso de la ruta del Espolón de los Abruzzos.
Mientras esto sucedía por encima de los 8200m, más abajo, casi como dos mil metros más abajo, la vida de Sergi Mingote se iba apagando, tras una brutal y miserable caída, que dejaba atónitos a sus compañeros de escalada y completamente mudo al todo el mundo del montañismo que, por esos momentos, solo tenía la vista puesta en este lugar del planeta.
Es que la montaña, y principalmente esta montaña, no da puntada sin hilo. Una de cal, una de arena. Te da una buena, al costo de una de las otras. No hay vuelta que darle. No traten de encontrar una explicación racional. Estaba escrito, que algo tenía que pasar.
Nunca pensé, sinceramente que sería Sergi. Yo no tuve mucho contacto con Sergi, algún que otro diálogo consultándole sobre su expedición al Karakoram de 2019 junto a Mattia Conte, nada más que eso, pero sabía de su experiencia a pesar de no haber estado en invernales. Nunca me imaginé que sería él. Pero el fantasma rondaba. Todos los días, era una empresa muy complicada, y allí había mucha gente.
Lo manifesté en notas precedentes, acerca del atrevimiento de Seven Summits Treks, de meter una expedición comercial en la invernal al K2, y eso era una preocupación concreta. Nada tuvo que ver en la desgracia de Sergi la expedición comercial, fue solo la fatalidad, él estaba junto a grandes escaladores en ese momento, y él también lo era. No estaba en la «parte comercial» de este escenario en ese preciso momento. Y eso en cierta forma nos trae alivio. Pero la fatalidad llega sin previo aviso.
No hay dudas no obstante que tanto la cumbre del equipo sherpa, como la pérdida del querido Sergi, son consecuencia de la pandemia del coronavirus. Lo vengo diciendo en notas precedentes, desde la primera publicada el 27 de octubre en AOL. De no haber existido la pandemia, y de no haberse cancelado todas las temporadas del Himalaya durante el 2020, Seven Summits Treks y Cia, no se hubiesen animado a tanto. Pero tal vez sí, Migma Gyalje, y otros sherpas hubiesen estado allí, porque ya venía con un antecedente. No se Nirmal.
Un par de días antes de la partida hacia Pakistán, pude intercambiar algunas opiniones con Carlos Garranzo Ibañez, con quien tengo un diálogo más estrecho. Le manifesté mi preocupación por esa expedición y le deseé toda la suerte, me dijo que sabía lo complejo y que tomaría las precauciones. Hoy Carlos está desempeñando una tarea que nadie quisiera llevar adelante, y lo quiero destacar en esta nota, muy especialmente. Con todo el dolor que ni imaginamos que estará sintiendo, Carlos está ahora mismo llevando adelante los trámites para traer de regreso a su querido amigo a su país. Quizás la parte más compleja de la cumbre.
Mientras tanto, más arriba, por encima de los 8200m, diez escaladores invernales luchan contra un serac, que habitualmente lanza bloques hasta del tamaño de una casa, según contaba Nirmal Purja el lunes, ya de regreso al campo base: «Te intimidas por eso. Pero si es tu día, es tu día. Sólo estaba rezando a la montaña. Esta vez necesitábamos el paso, y la montaña nos permitió el permiso».
La parte compleja de este sector, es que debes traspasarlo lo más rápido posible, pero tampoco puedes ser lo suficientemente rápido, porque estás por encima de los ocho mil metros y no precisamente en un campo de entrenamiento.
Menos de cuatrocientos escaladores han estado en la cumbre del K2 en verano. Solo diez en invierno. Más personas han estado en el espacio exterior de las que han estado en su cumbre.
Como bien dijeron hoy en una nota muy interesante, del The New York Times, Adam Skolnick y Bhadra Sharma, de la cual hemos tomado algunos conceptos muy importantes, a lo largo de las generaciones, desde que Tenzing Norgay y Edmund Hillary se convirtieron en los primeros en poner un pie en lo alto del Monte Everest, en 1953, los sherpas han trabajado como guías, facilitadores y colaboradores en innumerables hazañas históricas de montañismo. Sin embargo, casi siempre, fueron invisibles a la lente global y rara vez han sido debidamente reconocidos. Hillary fue nombrado caballero por la reina Isabel después del logro en el Everest. Norgay no.
Esto es muy fuerte, si se lo mira desde la óptica de nuestros tiempos. Quizás, hace setenta años, hubiese sido habitual, de hecho, lo era, y nadie percibía siquiera, que eso no era lo correcto. Hoy suena como un atropello. Quizás pocos se percataron del detalle, pero es así, tanto Hillary como Norgay no eran británicos, pero para el mundo occidental, existía un enorme abismo entre ellos.
Mientras tanto, nuestros escaladores, siendo las 15 horas del sábado 16 de enero de 2021, acaban de dejar atrás el cuello de botella y los peligros del colgante serac.
A marcha lenta fueron avanzando, y en los diez metros finales, antes de la gloria, se juntaron. Se abrazaron, hombro con hombro, cantaron su himno, el himno nacional nepalí y siendo uno solo, pusieron sus pies en la cumbre. El último de los problemas irresueltos de los ochomiles, ya estaba resuelto. Finalmente, esa montaña, esa enorme mole «repleta de vida», les había otorgado el permiso tan preciado. Ese permiso negado por años a los occidentales. El Himalaya lo sabía. Solo debía pertenecer a un grupo muy exclusivo de escaladores.
«El montañismo se mantiene vivo mientras haya quien quiera que evolucione, y quien ahora no le guste el estilo de este invierno podrían ser los potenciales innovadores si, dejando atrás el teclado del ordenador, se implican y hacen el montañismo y las escaladas que quieren y clama al amor.»
Este párrafo tan claro y contundente, pertenece al mismísimo Simone Moro, que, en el día de ayer, y con todo su currículum sobre su espalda, se pone de pie para aplaudir la enorme gesta de los escaladores sherpas. Y pone también en claro su posición respecto a la eterna disputa del oxígeno, invitando a los puristas a realizar un esfuerzo sobre la montaña y aplicar sus innovaciones sobre la misma. Bueno, lo está diciendo Moro, yo no tengo nada más que agregar.
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Solo concluir con un par de conceptos nada más que pueden extraerse de esta particular experiencia invernal.
Cuando pensábamos que ya no podíamos asombrarnos con nada, aparece este logro que nos deja boquiabiertos y ejercita nuestra capacidad de asombro. Siempre restan cosas por hacer por sobre las montañas. Después de un logro, la propia naturaleza del ser humano, lo llevará a buscar un nuevo logro. Nirmal Purja lo dejó bien claro en 2019, al completar la cumbre de los catorce ocho miles en algo más de siete meses, bajando el record anterior de siete años. Nadie siquiera lo hubiese imaginado.
Hoy, mientras venimos mirando la actividad de fuertes escaladores occidentales, ó mejor dicho, escaladores «no sherpas», estos últimos le pegan una bofetada a todo el mundo del montañismo y se cargan con uno de los más importantes logros por arriba de los ocho mil metros. Dije uno de los mas importantes, no soy yo, ni creo que sea muy conveniente, poner en la balanza distintos logros para ver cual pesa más. Las manzanas y las peras deben pesarse por separado.
Pero lo que si queda claro, y no creo que exista alguien que lo discuta, es la injerencia de todo el pueblo sherpa en cuestiones de himalayismo, inclusive, en los últimos años, traspasando sus propias fronteras. Dentro de los logros conseguidos por escaladores extranjeros, a lo largo de toda la conquista, siempre estuvieron los sherpas. Siempre haciendo el trabajo mas importante y menos visible, los menos nombrados, los menos considerados, al menos por los que miran de afuera. No tengo ninguna duda acerca de la gran consideración que pueden tenerles los escaladores que van a ocho miles, por el simple hecho de hacerles más fáciles sus subidas.
Desde hace algunos años esos sherpas fueron tomando más protagonismo. Algunos pasaron de ser simple empleados de empresas extranjeras a propietarios. Y generaron competencia, en especial en el Monte Everest. Y esto no le gustó mucho a algunos.
Pero ahora, vaya sorpresa, más allá de sus ambiciones empresariales. Un grupo importante de sherpas, cruzó su frontera, entró en el país vecino, y subió la montaña, cuando ningún otro pudo hacerlo, delante de la vista de todos, y sin ningún «cliente» a cuestas, solo para ellos. Esto es deliberadamente fantástico.
Todos podrán entonces opinar, jóvenes escaladores polacos, viejos escaladores polacos, escaladores polacos con varias nacionalidades a cuesta, amantes del uso del oxígeno embotellado, amantes del no uso del oxígeno embotellado, amantes del uso de cámaras hiperbáricas, amantes del uso de hoteles cinco estrellas en los campos base de las grandes montañas del mundo.
Lo cierto es que un grupo de escaladores sherpas de Nepal nos acaban de dar una brillante enseñanza, indiscutible, por donde se la mire. Inobjetable, desde el momento de la confirmación del no uso de oxígeno por parte de Nirmal. Y aunque lo hubiese utilizado, como sus compañeros, pues bien, allí está la montaña, quien quiera innovar que vaya y lo haga a su manera.
Voy a cerrar esta nota con algún texto del que fue para mi el principal protagonista de esta gesta. Porque conocemos quienes hacemos AOL lo que ha trabajado para llegar allí. No es un gran potentado, tiene su pequeña empresa de guía, y bajo ese entorno complicado, tuvo que buscar dinero de todos lados para estar allí. En el mismo momento en que se estaba subiendo al vuelo en Kathmandú con destino al K2, nos estaba entregando vía mail una entrevista exclusiva para AOL, con algunos detalles interesantes sobre el lanzamiento, siempre muy amable, con esa particular humildad, y el destacable gesto de no «creersela».
Viene de un pueblo perdido entre las grandes montañas, casi aislado, simple, humilde, gran trabajador. El, como uno de los protagonistas de esta hazaña, debe cerrar la nota.
«Nací en Rolwaling Valley a una altitud de 4200m donde no hay escuela, ni electricidad, ni transporte, ni medios de comunicación, ni servicios de salud, en todo lo que podemos decir es un área muy remota. Muchas montañas no fueron escaladas y continúan inexploradas en esa región. Nuestros ancianos nos dicen que si quieres cambiar algo, debes hacerlo desde tu hogar y eso es lo que hicimos. Ahora, Rolwaling es famoso por la escalada en hielo, la escalada en roca y el ascenso. Cada vez más turistas van allí. Y estamos contentos por haber comenzado la exploración desde nuestro propio lugar.
Anteriormente el sherpa trabajaba en la montaña y se iba a su casa muy feliz, recibiendo su salario. No les importa la capacitación técnica ni el conocimiento. El Sherpa actualmente navega en Internet, viaja por diferentes países para aprender nuevas técnicas. Por eso, también muchas compañías internacionales están contratando sherpas para guiar en sus países. Es un buen logro. Pero la competencia de precios y las reglas insatisfactorias del gobierno son nuevamente otro factor que nos está afectando. Si un sherpa que trabaja en la montaña muere, su familia no obtiene la debida compensación. El salario y la bonificación dados en el mercado de competencia de precios son demasiado bajos. A menos que tengamos reglas y regulaciones gubernamentales fuertes, no podemos esperar ser tan profesionalizados. Pero aún así ha cambiado mucho y las demandas de sherpas están aumentando en todo el mundo porque se están profesionalizando.
Mis padres estaban involucrados en el campo de Montañismo y mi padre trabajó como guía sherpa, escalando durante toda su vida. En 1983 perdió ocho dedos mientras ayudaba a un japonés en el Everest, a 8000 metros. Aun así, continuó con esa profesión.
Crecí en el mismo ambiente y decidí probarlo. Como terminé mis estudios en 2006, me uní a una expedición con mi tío para subir al Manaslu. Personalmente disfruté de esa escalada, aunque me uní allí para trabajar con el equipo japonés. Más tarde subí al Lhotse y escalé el Everest por primera vez en 2007. En un año, ya estaba establecido como sherpa, ya que era fuerte en la montaña. Muchos otros guías importantes me ofrecieron para que trabajara con ellos. Por aquél entonces, ya estaba fascinado con este trabajo. No pude irme, no podía hacer otra cosa. Comencé a tomar cursos en 2010 y completé mi diplomado en alpinismo como guía de montaña UIAGM / IFMGA. Desde allí lo tomé como mi profesión y pasión.
No solo guío, sino que también hago escalada por mi cuenta. Hice escalada en solitario, primeros ascensos, siempre estoy buscando un nuevo destino de escalada porque eso me hace sentír feliz. Cuando estoy en la montaña, no tengo que responder una llamada telefónica, estoy en otro mundo, nadie está allí para engañarnos, no hay una rutina de oficina. La vida es completamente diferente. Y estas son las cosas que no me dejan salir de la escalada.» – Mingma Gyalje Sherpa, entrevista para AOL, diciembre 2017.
Felicitaciones Mingma, una de esas escaladas por tu cuenta, es una de las más importantes en la historia del Himalayismo.
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