Al parecer la montaña
no es ajena a las trampas y engaños de la especie humana. Hagamos si
la aclaración, como corresponde. Estos casos son excepciones por supuesto,
pero existen. No es el común de la gran mayoría.
El hecho empieza el 13 de
Agosto pasado cuando se informa que el austríaco Christian Stangl había
hecho cumbre en el K2. Un hecho por demás relevante, ya que dicha montaña
llevaba hasta entonces dos años si cumbres, habiendo sido Alberto Zerain
el mismo día que la gran tragedia del 2008, el último en conquistarla.
La noticia fue difundida por los principales medios de montaña, de los
cuales les extractamos un resumen de la Revista Desnivel en relación
al logro:
"Cuando
parecía que el K2 se iba a quedar sin ascensiones esta temporada, ha
aparecido por sorpresa la figura de Christian Stangl en los 8.611 m de la segunda
montaña más alta del planeta. Mientras los fuertes alpinistas
kazajos Maksut Zhumayev y Vassili Pivtsov se daban la vuelta desde el C3 hacia
el campo base por temor a una tormenta cercana y el experimentado guía
italiano hacía lo propio ante las dificultades por los desprendimientos
de roca, el especialista en skyrunning austriaco realizaba un rápido
intento de 70 horas que culminaba en la cumbre.
Stangl
ascendió el K2 sin la ayuda de oxígeno suplementario el pasado
jueves, aunque no pudo informar de ello hasta bastantes horas después
por culpa de las baterías de su teléfono satelital. “Si todas
las ascensiones fueran tan agotadoras como esta, hubiera dejado de ir a las
montañas”, comentó un exhausto Stangl tras su realización.
El alpinista comentó que, arriba del todo, simplemente “hice algunas
fotografías e inmediatamente empecé a bajar”. Posteriormente,
“al hacerse de noche durante el descenso, tuve que buscar cobijo bajo unas
rocas e intenté dormitar un rato, no sé cuánto tiempo…”,
señaló. "
Obsérvese en el texto
precedente que la nota dice: "… los fuertes
alpinistas kazajos Maksut Zhumayev y Vassili Pivtsov se daban la vuelta desde
el C3 hacia el campo base por temor a una tormenta cercana … ".
Aquí ya algunas pistas que daban precisamente como gran hazaña
la del austríaco. Recordemos también que para entonces, Gerlinde
Kaltenbrunner había tenido infinidad de dificultades para progresar en
la montaña, que además se cobró la vida del sueco Fredik
Ericsson unos días antes.
Con el correr de los días
y ante determinadas actitudes sospechosas de Stangl, empezaron a surgir las
dudas. El 13 de agosto, Stangl anunciaba que había hecho cumbre el día anterior,
en un ataque rápido en solitario de 70 horas. Adjuntaba una fotografía de cumbre
y justificaba el no aportar más imágenes o más claras por culpa del mal tiempo.
Al día siguiente, el kazajo
Maksut Zhumayev se erigía en portavoz de los alpinistas presentes en el campo
base para cuestionar la veracidad de dicha ascensión: «Nadie de los que han
vuelto de la ruta de los Abruzzos ha visto sus huellas o señales de que las
cuerdas hubieran sido utilizadas, y sus pertenencias seguían intactas en el
C2 y en el C3», escribía en su blog este alpinista con 13 ochomiles a sus
espaldas.
Uno de los miembros de la
expedición de Stangl, el rumano Zsolt Torok realizó una exhaustiva descripción
de lo acontecido durante los días de la supuesta ascensión del austriaco, levantando
más y más sospechosas. Torok explica cómo Christian Stangl decidió atacar el
K2 en solitario, yéndose el 10 de agosto por la tarde del campo base con la
idea de dormir en el campo base avanzado esa noche, llegar al C3 al día siguiente
y a la cumbre el otro. «No se llevó walkie-talkie porque decía que pesaba demasiado»,
señalaba Torok. Él mismo y los Dijmarescu partieron el 13 de agosto a la 1 h
de la madrugada en un nuevo intento, con la sorpresa de no encontrarse a Stangl
por el camino. Los Dijmarescu durmieron en el campo base avanzado y se dieron
cuenta de que allí no había dormido nadie; Torok llegó al C1 y al C2, sin encontrar
huellas de nadie. Tardó dos horas en acceder a su propia tienda en ese último
campo, cubierta por la nieve. Los porteadores se adelantaron al día siguiente
hasta el C3, donde encontraron los piolets de Stangl como los había dejado en
su anterior intento y la tienda plegada. No vieron ninguna huella y no fueron
capaces de llegar al C4, por culpa de un manto de nieve que les llegaba a la
cintura.
Mientras el resto de sus
ex compañeros se encontraban en la montaña, Christian Stangl apareció de nuevo
en el campo base, a las 6 h de la mañana del 13 de agosto, diciendo que había
llegado a la cima. Nadie lo había visto bajar, ni por la ruta de los Abruzzos
-donde estaban Torok y Dijmarescu- ni por la ruta Cessen -donde seguían los
kazajos y los polacos. Dijo al cocinero que estaba cansado para no enseñarle
en ese momento la foto de cumbre, pero en un rato ya había empaquetado sus cosas
y partía inmediatamente del CB.
Unos días después, los porteadores
encontraron escondidos bajo unas piedras alejadas del campo base avanzado su
saco de dormir, su tienda, un piolet, comida, un cazo, una esterilla y un libro
de 370 páginas de un escritor austriaco… «Un walkie-talkie era demasiado
pesado, pero se llevó un libro de 370 páginas para ascender el K2…», se
exclama Torok, quien concluye que «el hombre simplemente se alejó un poco
del campo base avanzado, acampó, permaneció allí un par de días, leyó el libro
que trata sobre una familia persa y a las 6 h de la mañana regresó al campo
base pretendiendo haber alcanzado la cumbre».
En una primera instancia,
Stangl manifestaba que eran totalmente absurdas esas acusaciones, indicando
que el día 10 durmió en el ABC hasta la medianoche cuando comenzó
su ascenso. Aseguró que el 11 de Agosto llegó al C3 saltándose
el C1 y C2. Dijo que permaneció unas 12 horas en el C3 para luego ir
por la cumbre el 12 de agosto. Las únicas dificultades que encontró estaban
en la nieve profunda de poco antes del Hombro, aunque una vez allí las condiciones
eran «muy buenas». Además, se defiende de quienes dudan que pudiera escalar
el Cuello de Botella sin cuerdas fijas: «el Cuello de Botella no es muy empinado
(50º) y es escalable -no es difícil, sólo peligroso». De este modo, dice
haber hecho cumbre. «Arriba hacía viento, estaba asustado por el serac y
el tiempo; escalé lo más rápido que pude, con la esperanza de evitar la niebla
en el camino de vuelta», comenta, y añade que «no hubo tiempo de disfrutar
del momento». Esta afirmación le justificaba, según él, de no haber podido
realizar más fotografías de cumbre y de la mala calidad de la existente. El
reporte continúa con el descenso, que le llevó pronto al C3, «a pesar de
la mala visibilidad». Allí, dice, se paró poco tiempo y no descansó en la
tienda, que volvió a plegar para que sus compañeros la tuvieran a punto en su
siguiente intento. También sostiene que dejó allí su material, ya que no iba
a necesitar los piolets en un descenso totalmente equipado hasta el campo base
avanzado.
Para explicar que no se
encontrara con ninguno de sus compañeros en plena ascensión, Stangl asegura
que por debajo del C1 dejó la línea de cuerdas fijas para desviarse por el couloir
a la izquierda de los Abruzzos, que ya había recorrido en un par de ocasiones
y que sabía que no tenía nieve -por eso no necesitaba piolet- y que estaba protegido
de la caída de piedras, aunque era difícil de escalar. Quedó dormido allí, a
5.600 m, y siguió adelante a primera hora de la mañana para llegar a las 6 h
al campo base.
Varias webs especializadas
han sometido a la fotografía de cumbre de Christian Stangl a un minucioso análisis,
para llegar siempre a la conclusión de que la foto parece ser falsificada. Por
su parte, ExplorersWeb
consiguió resaltar los detalles del inexpresivo fondo de la fotografía de Stangl
y compararlos con su archivo de fotografías de otras expediciones. Finalmente,
consiguieron hacer coincidir casi a la perfección el fondo de la fotografía
del austriaco con la imagen que otra expedición había publicado del C3.
La confesión
Abrumado por una avalancha
de dudas y pruebas en su contra, finalmente Stangl debió admitir públicamente
el engaño en una rueda de prensa celebrada hace un par de días
en el Hotel Bristol de Viena: «Solo imaginé la cima», ha declarado. «Estoy muy
triste, yo no quería engañar a nadie», añadió, «en el último intento,
llegué a un estado de trance de la conciencia en el que estaba convencido de
haber llegado al punto más alto de la montaña». «Siento lástima de mi mismo,
ahora será difícil recuperar la credibilidad». De todos modos, asegura que «continuaré
con la escalada, aunque si es de este modo está por ver».
En un comunicado de su principal
patrocinador, Mammut, tras reconocer su decepción y señalar que lo sucedido
va en contra de los principios del alpinismo agrega: «A pesar de lo ocurrido,
valoramos la honestidad de Christian Stangl. Hasta ahora sus logros han sido
considerables y bien documentados. No hay duda sobre su autenticidad. Mammut
está todavía convencido de sus extraordinarias capacidades alpinas, a pesar
de nuestra decepción. Seguir cooperando dependerá de sus planes de futuro, lo
discutiremos en las próximas semanas».
Un hecho para que cada uno
saque sus propias conclusiones
Fuente: Revista Desnivel
N.de la R: Algunos
textos fueron extraídos textualmente de la Revista Desnivel
y compaginados para elaborar este resumen de los acontecimientos. Pueden seguir
todos los hechos en forma completa desde este
enlace en Desnivel.