«Todo es esta vida tiene un limite y nosotros ya lo hemos alcanzado en esta expedición. Llevamos 40 días al pie de esta montaña. En los últimos tres días ha nevado tanto, que hemos acumulado en el campo base casi 2 metros de nieve. Los campos de altura, ya instalados, han desaparecido bajo una cantidad mayor del blanco elemento. Las cuerdas, bueno, ni rastro.
Hemos esperado pacientemente dentro de nuestras enterradas tiendas y hoy, día 14 de mayo, nos han llegado los nuevos partes que nos dan 3 días de bueno y luego viento y nieve. Me da la risa.. La montaña necesita por lo menos 6 días de bueno para que se limpie, para que vuelva a ser segura. Hay que volver a instalar todo de nuevo, porque pensar en encontrar las cosas bajo toneladas de nieve, creo que no es posible.
En fin, que no se puede luchar contra los elementos. Desde aquel día 28 de abril en el que llegamos tan cerca de la cima, todo ha ido a peor y poco a poco la situación de la montaña ha ido degradándose. Nuestro tiempo se acaba y nuestro ánimo también. En ocasiones como ésta es duro tomar la decisión, pero hay que hacerlo. Basta, ya hemos entregado bastante al Manaslu por este año.
A casa. Una vez dado este difícil paso, sólo queda que volver lo antes posible y comenzar a tratar nuestros maltratados organismos. Javier, con sus congelaciones, tiene problemas para caminar tantos días hasta la civilización. Afortunadamente, nuestro ángel de la guarda, en este caso nuestra aseguradora FIATC, vigila de cerca y con diligencia nos han proporcionado los medios necesarios para un rápido regreso. Así que pronto estaremos en casa, con el alma quebrada por el ingente esfuerzo baldío realizado y con el cuerpo roto por obra y arte del aire liviano de la altura extrema. Una expedición más que pasa.
Sabemos que esto es así, hay veces que todo se conjuga para que con esfuerzo y tesón se llegue a la cima y en otras ocasiones, como ahora, la montaña nos marca sus límites y se hace dueña de sus dominios, expulsándonos con determinación. Volvemos, contentos por haber peleado con valentía y haber dado la cara en todo momento. Cansados por unas condiciones infernales, difíciles de explicar en estas líneas. Ilusionados, por ver a los nuestros y regresar a nuestra maravillosa tierra. En definitiva, satisfechos por nuestro trabajo en una montaña espectacular, bella y que, de momento, nos ha vetado su blanca cima. Será en otra ocasión.»
Carlos Pauner
El Manaslu
Es la octava montaña más elevada del mundo, con una altitud de 8.163 metros.
En un principio se le dio el nombre de Kutang por ser la montaña más alta de dicho distrito.
Es el pico XXX del servicio cartográfico de la India. Está situada en Nepal, en la parte central de la cordillera del Himalaya.
El nombre Manaslu proviene de la palabra «manas», que en idioma sánscrito significa `mente´, espíritu. Así pues, es la Montaña del Espíritu. Los habitantes de la aldea nepalí vecina de Sama le conocen como Kambung, un dios local que se cree habita en su cumbre.
En Marzo de 1956, tras tres expediciones japonesas llegó al Manaslu una expedición nipona más, esta vez dirigida por el expresidente del Club Alpino japones Yuki Maki, de 62 años, acompañado por diez alpinistas. La primera ascensión al Manaslu la culminaron dos de estos escaladores el 9 de mayo de 1956, Toshio Imanishi y Gyalzen Norbu. Tres días después otros tres miembros de esta expecición japonesa alcanzaron también la cima. El alpinista Gyalzen Norbu se conviertío en el primer hombre en subir dos ochomiles, ya que el año anterior había ascendido al Makalu con los franceses.
