
El
alpinista salteño Christian Vitry
Todo acerca de Christian Vitry
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Se hablaba de improvisación en el ascenso… ¿fue así?
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No existieron improvisaciones, nosotros fuimos a escalar la montaña
en estilo alpino, liviano, rápido y fuimos consecuentes con el
estilo siempre. Sabíamos que seríamos criticados e incomprendidos,
pero ese asunto va más allá de nosotros que somos concientes
de lo que planificamos e hicimos. Nuestra expedición no tenía
sherpas que nos armen y desarmen las carpas, que instalen cuerdas en toda
la montaña, cocineros y sirvientes en los campamentos, no teníamos
grupo electrógeno o pantallas solares para mantener las computadoras,
teléfonos y conexión a Internet, por todo ello dijeron que
éramos pobres e improvisados. Pero nuestro objetivo deportivo estaba
más allá de todo eso que son las expediciones comerciales,
justamente en la vereda opuesta. Nosotros cargamos nuestras mochilas con
unos 20 kg desde los 900 metros de altura hasta los 7400 m del campo 3.
Solo empleamos 3 porters para que lleven el grueso del alimento hasta
el campo base, el resto lo hicimos solos. Por otra parte, a diferencia
de todos, que se instalan para aclimatar en el campo base (4.800 m) y
de allí suben y bajan muchas veces, nosotros hicimos base en el
campo 1 (5.800 m) donde permanecimos mas de una semana aclimatando. Por
otra parte, también a diferencia del resto, nosotros antes de partir
estuvimos todos en altura, mis tres compañeros estuvieron en el
Aconcagua 10 días antes de partir y yo anduve por Ecuador y los
cerros de la puna poco antes del viaje. En definitiva, nuestros criterios
para afrontar la montaña son sustancialmente diferentes, pero no
improvisados.
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¿Qué sucedió con Glass, Cura y Bracali?. ¿Hubo
alguna alianza estratégica con algún otro equipo de ascenso
para que puedas conseguir tu cumbre?
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Todos llegamos el 30 de abril al campo 3, allí el mal tiempo y
el escaso lugar (estamos hablando de una ladera de 40 grados de inclinación)
nos dificultó poder armar dos carpas, por ello armamos solo una,
donde debimos pasar la noche los cuatro. Pocas horas después, sin
haber descansado por la incomodidad, salimos con Darío a la cumbre.
Sebastián se había enfriado las manos y Guillermo estaba
cansado, ambos decidieron no salir a la cima y empezar a descender hacia
el campo 2. Es aquí donde Sebastián se da cuenta de las
severas congelaciones sufridas en ambas manos, eso apresuró el
descenso.
Ese 1 de mayo salimos entonces con Darío hacia arriba. A una altura
de 7800 metros Darío estaba muy cansado, sus piernas temblaban
y decidimos bajar. Yo estaba bien, con mucho resto físico, pero
no iba a dejar solo a mi amigo, renuncié a la cumbre. Luego de
descender unos 200 m nos cruzamos con Rafael Guillen y Jesús Morales.
Allí nos comentan que Rafael estaba cansado y quería bajar,
Jesús estaba bien y quería continuar, entonces acordamos
con Darío que él bajaría con Rafael y yo continuaría
con Jesús para intentar la cima, a la cual llegamos unas horas
más tarde.
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¿Podés brindarme detalles de la cumbre, cuan difícil
es su ascenso?
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La parte más difícil de la montaña es entre el campo
2 y 3 y los primeros 200 metros entre el campo 3 y la cima, luego es expuesto,
con algunos pasos cortos con cierta dificultad técnica, pero no
tan peligroso como lo precedente. Una angosta canaleta de unos 50 metros
de longitud y 50 grados de inclinación remata en el filo de la
cima. Los últimos metros fueron de gran expectativa, la misma que
siento siempre antes llegar a una cima, la de la apertura del horizonte,
la de imaginar y pensar que hay mas allá, que es lo que se ve,
la diferencia en este caso se magnificaba, pues se trataba de un horizonte
generado en los 8.000 metros, con toda la carga emocional del caso. Asome
al filo cumbrero y lo primero que observé fue el cuerpo tendido
de un montañista que pagó con su vida el haber llegado a
la cumbre, allí quedó, tendido, dormido para siempre, quien
sabe hace cuanto tiempo_ luego, mi vista se dirigió hacia la izquierda,
donde a escasos metros estaba la parte más alta de la montaña,
recortada sobre un horizonte dinámico, huidizo, donde la constante
fue el cambio. Finalmente llegué a la cima, si hubiese estado con
algunos de mis amigos hubiese llorado, pero la cima fue una emoción
seca, un palpitar acelerado del corazón y unos demandantes pulmones
que se esforzaban por captar lo máximo de un enrarecido aire.
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¿Cómo fue tu descenso de la cumbre… peligró tu
vida?
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Darío debió regresar al medio día del 3 de mayo y
eran las últimas horas de la tarde y no había llegado. Toda
esa noche no dormí, estuve alumbrando con la linterna, silbando
y llamando a Darío. El 4 de mayo a las 16 hs recibo un par de mensajes,
uno de Pablo Solsona (nuestro compañero de la primera parte de
viaje) y otro del ecuatoriano Iván Vallejos donde me piden que
baje, pues era cuestión de vida o muerte. Llevaba cuatro días
a 7.400 metros y se avecinaba un temporal. Eran las 16.30 hs, la visibilidad
era nula y emprendí el descenso, dejé a Darío 5 litros
de agua, un termo con té caliente, comida liofilizada, el calentador
y tres cartuchos de gas, si llegaba podría subsistir varios días
en la carpa. Le deje una nota comentando sobre mi descenso para pedir
ayuda.
Con sumo cuidado descendí desescalando por la expuesta ladera de
hielo, la visibilidad era casi nula por la niebla y la nieve había
cubierto las cuerdas que indicaban el camino. Al anochecer seguía
descendiendo con la linterna frontal encendida. En un momento, atravesando
un sector con hielo cristal, el crampón de la bota no se clavó
y resbale, caí por la ladera unos 70 metros y finalmente logre
autodetenerme. En la caída perdí la linterna frontal, cuya
luz se perdía ladera abajo. Me frene a escasos dos metros de una
grieta. Allí decidí quedarme, no tenía otra opción
segura. Con mi soga y unos tornillos de hielo me fijé a la montaña
y pase la noche al borde de la grieta. Tome el último sorbo de
líquido antes que se congelara y trate de no dormirme hasta el
amanecer. La situación no era la buena, pero estaba controlada.
Al amanecer, observé las carpas del campo 2 y me di cuenta que
había equivocado la ruta de descenso. Empecé a bajar y debí
cruzar varios seracs y saltar grietas. Se nublo y de nuevo quede sin visibilidad,
hasta que escuche unas voces, era el lituano Ernestas Marksaitis, quien
me facilitó su soga para descender los últimos 150 metros
hasta el campo 2.
En el campo 2 estaban dos sherpas que me esperaban con líquido,
comida y una carpa para que descanse. Al día siguiente, bajé
con los dos sherpas hasta el campo base donde me encontré con Guillermo
Glass y me enteré que Sebastián Cura había sido evacuado
por congelamientos en sus manos.
El descenso fue duro, peligroso y mi vida estuvo en riesgo, sin embargo,
nunca perdí el control de la situación, baje todo el tiempo
solo por mis propios medios, no fui rescatado por nadie y tampoco estuve
delirando como reportaron los lituanos.
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¿Qué pasó en el campamento base?
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En la base, con Guillermo (Glass) preparamos nuestras mochilas y habíamos
hablado con dos porteadores para que nos lleven otros bultos que nosotros
ya no podíamos transportar, estábamos dispuestos a descender
caminando durante cuatro días, pero un helicóptero nos buscó
y nos trasladó hasta Pokara.
Mis manos sufrieron un gran enfriamiento, pero no llegaron a tener congelaciones,
por lo que están bien.
Agradecimientos
"Quiero
agradecer en primer lugar a las empresas que apoyaron esta expedición,
Makalu Indumentarias que puso todo el equipo de montaña, Carrera
de Turismo del Instituto Jean Piaget, Alexander Gold Group, FMC Minera
del Altiplano. Al Club Amigos de la Montaña que, a través
de su página en Internet brindaron información de primera
mano al mundo. A mi hermano Adrián que fue mi preparador físico,
a mi familia y un especial agradecimiento a todas las personas que se
solidarizaron y estuvieron pendientes y compartieron la alegría
de la cima, como también los lamentables hechos ocurridos con la
desaparición de Darío Bracali", dijo Vitry.
El
tema Brácali
"La
madrugada del 3 de mayo Darío (Brácali) parte hacia la cima,
estaba nublado pero no había tormenta, no eran las mejores condiciones,
pero Darío era una persona criteriosa y de gran experiencia. No
sabemos que es lo que le sucedió, aunque lo más factible
puede ser una caída".
Emoción
cumbre
"En
la cima del Dhaulagiri pensé en que llevaba exactamente 30 años
de actividad deportiva y, por mi mente se proyectaron cientos y miles
de rostros de amigos montañeses, los hubiese querido tener a todos,
pero estaba solo, sólo pero feliz, feliz de haber cumplido mi propio
sueño y desafío"
Fuente:
http://eltribuno.info/verContenido.php?id=15572
