
En la noche del sábado, afortunadamente, fue encontrado sano y salvo el andinista desaparecido el domingo 9 en el Cerro El Plata. Parte de su testimonio.
Foto de Portada: Fernando Reto Reynal, al momento de su aparición en Uspallata
Tras casi una semana de desaparecido, luego de haber sido visto por última vez por su compañero y amigo Samuel Solanilla, en las proximidades de la cumbre del Cerro El Plata, fue encontrado en la localidad de Uspallata el abogado de 44 años, Fernando Reto Reynal, cuando los equipos de rescate, trabajaban a pleno, desde el pasado lunes.
Bajo un operativo que convocó en un trabajo coordinado a la Patrulla de Rescate de la Policía, La Fuerza Aerea, la Brigada Aerea, el Cuerpo de Aviación policial (CAP) y Gendarmería, además del personal humano y un total de tres helicópteros, finalmente, el andinista, apareció, sorpresivamente, en Uspallata.
Reto relató, a Diario Uno, tras su llegada a Uspallata, algunos pormenores de su travesía, tras descender de la cumbre, y no ver a su amigo Samuel, señala lo siguiente: «Sigo bajando con la sensación de que en un momento voy a encontrarlo o ver algo. Retomo en diagonal para el lado de las tres faldas que se suelen ver para ir al Camino del Plata, pero a las tres horas me di cuenta de que ya no sabía ni dónde estaba, ni adónde iba.
Me fui guardando la comida, porque no sabía cuánto faltaba. Me quedaban dos sanguchitos de miga; un turrón; un paquete de rocklets, chocolate y palitos. Ahí empecé a comer lo justo y lo necesario. Tomar agua, por suerte, no fue en ningún momento un problema porque bordeaba un arroyo.
Dormía abajo de las piedras. A veces, había alguna que otra pisada que no quisiera saber de qué era, así que prefiero dejarlo ahí. Al quinto o sexto día, ya estaba un poco, no desesperanzado, pero sí decía basta, porque ya había lugares que tenía que subir, que en mi vida hubiera estado subiendo ahí. Tenía que subir una montaña para después bajarla, estaba muy cansado.
Como no sabía ni dónde estaba, ni cuánto me faltaba, la idea siempre fue tomarlo como un trabajo de todos los días, levantarse temprano y hasta la tarde caminar y caminar. Si había que subir una montaña, la subía, si tenía que evitar el río o pasarlo lo hacía. Siempre pensé en seguir hacia adelante y mantenía la esperanza de que en algún momento iba a encontrar el camino.»
En las últimas horas del sábado, pudo alcanzar la ruta 7, en las proximidades de Picheuta, donde fue auxiliado, según sus propios dichos, por una pareja de automovilistas, que lo acercaron hasta gendarmería.
Esta semana, seguramente, tendrá que declarar ante la fiscalía. Allí conoceremos bien los detalles, ya que no queda muy claro, como, ante semejante despliegue, como el que hemos mencionado, la resolución vino precisamente, de la forma menos pensada.