Por Alex Gavan, junto a Pawel Michalski
Foto de portada: Alex Gavan en el helicóptero de rescate
Martes 1 de mayo de 2018 Dhaulagiri Base Camp, 4600m
Cuando la gente buena muere, las palabras faltan, porque son innecesarias en primer lugar.
Este texto es para traer luz a los últimos momentos de Simone. Es un informe para la familia, que leyó esto antes de que se hiciera público, sirviendo a los fines del seguro y así como un informe final sobre lo que ocurrió y cómo se desarrollaron las cosas durante la misión de rescate.
28 de abril
A las 11 am, Simone La terra y Valdi Kovalewski (PL) están subiendo en la cresta noreste del Dhaulagiri. Su objetivo es continuar su proceso de aclimatación para un próximo intento sin oxígeno la cumbre. A 6976m, Simone decide que prefiere parar y montar su tienda allí mientras Valdi siente que necesita pasar la noche a una altitud más alta para que pueda ser capaz de abordar con seguridad la cumbre.
Alrededor de la 1 PM, Simone nos llamó al campamento base. Habló con Pawel, siendo yo testigo de la conversación. Se encontraba dentro de su tienda, cansado y tosiendo. Le llevó alrededor de dos horas el lanzamiento. El lugar es empinado y estrecho y está atado con su arnés en la cuerda fija fuera de la tienda. Él dice que sus pies están medio colgando en el vacío y esto provoca nuestro enojo, respondiendole que esto no es Yosemite. Acordamos volver a contactarnos a las 5 PM, pero Simone no hizo contacto.
Pawel me dijo por entonces que tenía una mala corazonada, yo no le presté mucha atención, ya que no tener contacto en las montañas puede ser debido a muchas razones, y no siempre a las malas.
29 de abril
Después de analizar el pronóstico del tiempo, a las 3,30 am, Pawel y yo empezamos nuestra escalada en la noche hacia el campamento 1. Nuestro plan era seguir estableciendo el campamento 2 a 6400m hacia el 30 de abril.
Si las buenas condiciones del tiempo lo permiten, también queremos escalar la cresta noreste el 1 de mayo y también pasar una noche de aclimatación por encima de 7000m, así nos pondríamos en la posición de intentar la cumbre sin oxígeno suplementario, como en todas nuestras expediciones anteriores.
Nos tomó un tiempo bastante corto de seis horas para llegar al campamento de 5700m. A las 10 am, un escalador español desciende del campamento 2 y le escucho decir a través de la tela de mi tienda: «Pawel, creo que Simone murió». Mi estómago y mi corazón parecieron hundirse mientras sigo escuchando la conversación.
Minutos más tarde, Valdi llega también y nos cuenta los hechos. El día anterior continuó subiendo hasta llegar al campo 3, a 7200m. Un lugar desolado, que ya no se usa más para acampar. El viento se hizo más fuerte, y tan intenso que no le permite montar su tienda. Se ancla a sí mismo del arnés a la montaña usando un tornillo de hielo así como muchas estacas de nieve para la tienda.
Después de media hora, el viento rompe la tienda y se da cuenta de que tiene que descender. A las 4 pm llega a la carpa de Simone para encontrar refugio. Valdi está en la cuerda fija, Simone está dentro, tuvieron una pequeña conversación sobre cómo proceder.
A los pocos minutos, Simone está trabajando dentro de la tienda para hacer lugar a Valdi, mientras que aquél intenta quitar la nieve de la entrada de la tienda. Una repentina ráfaga de viento sopla sobre la tienda, que sale volando con Simone adentro, mientras Valdi escucha los últimos gritos de Simone: «No, no… no!»
En shock, Valdi evalúa la situación durante unos minutos. En un primer momento piensa en bajar por la línea de caída de Simone, pero el viento y la rociada de nieve hacen de ello una tarea extremadamente peligrosa. Entonces decide bajar.
La nieve enterró las cuerdas fijas y tuvo que emplear seis horas, en lugar de una hora y media para el descenso. Informó a los cuatro escaladores españoles que encontró en el campamento dos sobre el accidente y dos de ellos le confirmaron que pasaron la información al base.
La noche pasó y ahora nos encontramos con Valdi en el campamento 1. Visiblemente agitado, nos recordó la historia.
Ahora, siendo realistas, las posibilidades de estar vivo en tal situación son muy acotadas, pero al mismo tiempo hay realmente algunos casos de supervivencia en la historia de la escalada del Himalaya. No pudimos tomar la muerte de Simone como algo certero.
Debemos hacer todo lo que esté en nuestro poder hasta que lo rescaten o encontremos pruebas de su muerte. Y ahora el tiempo era crítico, ya que el patrón del clima durante las últimas tres semanas es de niebla y nieve después de las 12 pm, invariablemente.
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Nos llevó alrededor de 15 minutos encontrar el lugar del accidente de Simone para pedir una misión de helicóptero. A diferencia de otras ocasiones, dejé mi teléfono satelital en el campamento base.
Pawel llamó a nuestro organizador de la expedición y pusimos en marcha el rescate. He usado mis contactos desde hace mucho tiempo en Nepal y tuvimos el helicóptero en el aire, saliendo de Katmandú, a los quince minutos.
Mientras tanto, llamamos a Paula, la esposa de Simone, le informamos sobre el accidente y le pidió que se coordinara con la compañía de seguros en Italia, así como también manteniendo el contacto con los chicos del helicóptero.
Luego el clima se cerró y el helicóptero tuvo que pasar la noche en el campamento base. Una noche larga, insomne y tensa para Pawel y yo en el campamento 1, esperando, esperando. Manteniendo también contacto regular por satélite con Migma, Dawa y Paula.
30 de abril
El plan era arrancar a las seis de la mañana. El helicóptero me iba a recoger del campamento 1 y comenzaríamos la búsqueda desde el último punto GPS conocido de Simone (dado a nosotros por Paola) y de ahí seguir la línea hasta encontrarlo.
Cuando llegó la hora, por primera vez en las últimas semanas el clima no estaba claro por la mañana, la primera maldita mañana con mala visibilidad y ciertamente no hay condiciones de vuelo.
Mantuvimos contacto con Mingma y cuando la visibilidad mejoró oímos el sonido del helicóptero. Subí por encima del campamento 1, al lugar designado donde se suponía que aterrizaría.
Pero el helicóptero cambió de dirección y se fue directamente a la cara de la montaña y comenzó a patrullar las laderas.
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Traté de no preocuparme y pensé que tal vez era algo decidido a último minuto de lo que no estaba al tanto. Después de unos minutos, vimos el helicóptero en la distancia, dando vueltas en círculos y luego insistentemente flotando sobre un lugar determinado.
Vimos dos pequeños puntos negros, apenas visibles, saltando del helicóptero y recuperando lo que parecía ser una larga, «cosa masiva». De inmediato el aparato partió en dirección del campamento base.
Por algunos momentos pensé que habían encontrado a Simone. No pude establecer contacto por satélite con Mingma para confirmar. Per unos minutos después, volvimos a ver el helicóptero, esta vez buscando en la parte equivocada de la montaña y entonces realmente empecé a estar ansioso y estresado por el hecho de estar haciendo las cosas de manera equivocada.
Finalmente pude hablar con Mingma y le dije de seguir con el plan originalmente establecido.
Por fin llegó el helicóptero, me recogió y partimos. Le indiqué al capitán el lugar de la cresta donde Simone fue localizado por última vez. Nos acercamos hasta los 7000m, el límite operativo de la nave. Volamos cerca de la pared y empezamos a descender en círculos. Alrededor de los 6000m, en una zona de grietas, vimos un pequeño objeto rojo. Luego empezamos a ver más cosas. Parecía ser parte del traje de Simone. Pudimos comprobar que se trataba de su traje, pero nada acerca de Simone.
Luego vimos un pequeño punto negro apenas visible en la nieve, cargado de escombros. Nos dimos cuenta que se trataba de Simone.
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Nos acercamos, abrí la puerta y tomé algunas fotos. Luego acordamos volver a la base para repostar y decidir acerca de los próximos pasos. Llamé a Paola y le di aviso de la situación.
El cuerpo estaba en un sitio muy peligroso. El rescate fue realmente muy complicado debido al riesgo. Volvimos de inmediato al lugar aún sin esperar la confirmación de Paola, ya que no habría muchas posibilidades de recuperar el cuerpo. Llevamos una pala y un hacha de hielo. Para operar a esa altitud, el helicóptero tuvo que desprenderse de todo peso, salvo la silla del piloto. Llegamos al lugar, saltamos del helicóptero y entre rezos, empezamos a desenterrar de la nieve al cuerpo. La nieve y el hielo por nuestras cabezas se veían tan inestables que solo atiné a decir para mi mismo: «Por favor Dios, no ahora». Todo esto potenciado por la turbulencia del propio helicóptero.
La carga emocional de ese momento, no me permite relatar todos los hechos. Solo que sacamos a Simone del lugar. Solo pudimos atar el cuerpo al helicóptero que partió de inmediato y nosotros nos quedamos allí en el lugar, en silencio. Tratamos de desplazarnos un poco hacia uno de los lados, para salir de la línea de peligro de un posible desprendimiento, ya que estaba extremadamente peligroso aquél sitio, y nos sentamos a esperar el regreso del helicóptero.
Miro ahora desde nuestra tienda del campamento base, destacándose por encima de mí, a 3,6 km en la vertical, la poderosa cumbre de Dhaulagiri.
Simone sabía lo que estaba haciendo y amaba mucho las montañas. Le daban energía. Lo llenaron de vida. Como siempre, la montaña es montaña y su soberanía es absoluta.
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