Si hablamos de Simone Moro, estamos hablamos lógicamente de proyectos de escalada
muy complejos. No podemos dejar de mencionar que es el único alpinista que ha
realizado la primera ascensión invernal a cuatro ochomiles. Y son precisamente
los ascensos invernales, los que le dan un condimento muy especial a las ascensiones.
El Shisha Pangma en 2005, luego de 17 años de no alcanzarse un ochomil en invierno;
el Makalu en 2009; el Gasherbrum II en 2011 y el Nanga Parbat (si, finalmente
el Nanga Parbat) el viernes 26 de Febrero de 2016, dentro de los límites del
«invierno», dejando sorprendido al todo el mundo del alpinismo.
Pero la historia de Simone Moro, no son solo invernales. Tiene infinidad de
ascensiones mucho más compleja que ochomiles. El mismo se califica como «un
amante del invierno, he realizado muchas expediciones en esa temporada, la primera
de ellas fue el Aconcagua en 1993 por la vía de la cara sur hasta los 6000 metros
y luego a la cumbre en menos de 24 horas de ida y vuelta a lo largo de la ruta
normal.»
Tiene también en su historia hechos relevantes junto a gigantes del montañismo
mundial, como ser su intento al Annapurna de 1997 teniendo de compañero al enorme
Anatoli Bukreev: «Mi primera experiencia invernal fue un fracaso. Fue el
día de Navidad, cuandoAnatoli Bukreev y Dimitri Sobolev murieron en la avalancha
más grande que he vivido. Yo caí 800 metros, fue una experiencia fuerte. Anatoli
era un gigante, yo tuve el privilegio de conocerlo. Se necesitarían horas para
explicar su figura» -decía hace pocos meses Simone en una entrevista a la
revista Desnivel.
Como dijimos, en el pasado mes de febrero, junto a Tamara Lunger, Ali Sapdara
y Alex Txikón, alcanzaron la cumbre del Nanga Parbat, el más resistido de los
ochomiles invernales.
Si bien Tamara llegó a pocos metros de la cumbre, su enorme esfuerzo fue destacado
por sus compañeros, en especial Simone.
Y ya pasado algunos meses, cuando la invernal al Nanga ya ha quedado sellada
en la historia del montañismo mundial, hablamos con él. Principalmente acerca
de la expedición, y algunos otros temas relevantes.
A la distancia, nosotros desde Argentina y él desde Italia, armamos esta breve
pero muy jugosa entrevista, destacando ante todo, su siempre enorme predisposición
a atendernos, como sucedió hace algunos años, después de su invernal al Makalu,
cuando tan gentilmente se prestó a nuestras preguntas.
Los dejo con Simone Moro entonces.
¿Simone, por qué el Nanga Parbat es un ochomil tan complejo en el invierno?
Por qué es la montaña más grande del planeta. No es la más alta, pero es el
que tiene más altitud a subir. Son 4000 metros de la base de Diamir y 4500 desde
la cara Rupal. Para ello necesitamos velocidad, resistencia, un equipo que marche
derecho y una ventana de buen tiempo lo suficientemente grande y bonita.
Quisiera hacer una breve mención a la controversia que ha surgido en torno
a este ascenso a través de los comentarios de algunos de tus colegas. ¿Tienes
algo que añadir al respecto?
Son controversias que no me implican y por lo tanto no se comentan. Todos los
que llegaron al Nanga Parbat este año tuvieron la oportunidad de subir. Aquellos
que tuvieron éxito fueron los que a finales de febrero estaban todavía en el
campo base y han sido capaces de resistir. Todo lo demás son controversias que
surgen como siempre cada vez que hay un gran éxito. La historia del alpinismo
siempre ha tenido situaciones como esta.
Ahora tienes en tu haber cuatro primeras inviernales a ochomiles, un registro
inalcanzable. ¿Cuál fue el más complejo de los cuatro? ¿En qué orden pones al
Nanga Parbat?
Todos ellos fueron difíciles. En Makalu el más alto, el Nanga el más largo,
el Gasherbrum 2 el que tuvo el clima más hostil, el Shisha Pangma el primero
después de 17 años de ausencias de invernales. Digamos que el Nanga fue realmente
genial.
¿Qué puedes decir acerca del día de cumbre? ¿Qué sentiste cuando estabas
allí?
Fue el día de mayor esfuerzo, el más frío, el más difícil, requirió de toda
nuestra fuerza física y mental. Tamara y yo habíamos estado sólo una vez a 6100
metros antes del intento, y por lo tanto no estábamos muy bien aclimatados.
Tu has dicho que el gesto de Tamara fue un gran acto de solidaridad. ¿Qué
puedes decir acerca de Tamara?
Tamara ha demostrado ser una campeona. Fortísima física y mentalmente. Muy
lúcida en sus decisiones, incluso bajo condiciones extremas de frío. Tiene verdaderamente
un gran futuro.
¿Cuál fue durante estos dos meses de subida, el momento más difícil?
El momento más difícil fueron las tensiones personales que han envuelto a Daniele
Nardi. Fueron días verdaderamente malos y funcionábamos silenciosamente con
la madurez de permanecer neutral. Los problemas eran entre Alex y Daniel. No
obstante, más allá de ello, el momento más difícil, fue el esfuerzo que hicimos.
¿Cómo se integraron los otros miembro del equipo, me refiero a Alex y Ali,
se entienderon en todo momento? ¿Las decisiones se tomaban en conjunto?
Fue un equipo fantástico, único, fuerte y unido. Quedamos todos muy amigos,
fue un equipo muy especial. Todas las decisiones se tomaron en conjunto. Yo
puse toda mi experiencia en invernales a disposición de todos.
En cuanto al futuro de Simone Moro, ya has dicho muchas veces que no tienes
interés en K2, el último de los ochomiles que resta conquistar en invierno.
Con tu experiencia, ¿Cuáles son los factores que hacen que sea tan peligroso
para K2 en invierno?
El K2 se ha intentado sólo 3 veces en invierno. El Nanga Parbat casi 30. Así
que es sólo una cuestión de estadísticas. Al K2 hay que ir con seguridad, pero
no es más difícil que el Nanga. La logística es más complicada y costosa. El
campo base está mucho mas lejos del último pueblo, por lo tanto es más aislado.
El futuro de Simone Moro en las montañas será más «tranquila»?
Por supuesto que no. Para los próximos 4 a 5 años tengo proyectos de escalada
muy difíciles. Estoy entrenando desde los 25 años. No bebo, no fumo y vivo como
si fuera un atleta olímpico, sin descuidar nunca la preparación y la alimentación.
Grazie Simone.